El fracaso de los parkings disuasorios en los grandes actos colapsa el centro

El fracaso de los parkings disuasorios en los grandes actos colapsa el centro
El aparcamiento de Lonzas presentaba este aspecto durante la Tall Ships Race p’atricia g. fraga

La semana pasada, la ciudad se llenó de visitantes que acudían a contemplar la Tall Ship Race. Pero lo que el Ayuntamiento describió como un gran éxito de público, tuvo un lado negativo: el fracaso del dispositivo de tráfico, que no pudo evitar que miles de vehículos colapsaran el centro de la ciudad. La Concejalía de Movilidad Sostenible había previsto que aquello iba a ocurrir. Había habilitado hasta cinco puntos que actuaran como parkings disuasorios para conseguirlo y había reforzado el servicio habitual del transporte publico con buses lanzadera, pero en vano: la Policía Local contempló impotente cómo el centro de la ciudad se paralizaba durante gran parte del día, y no recuperaba la normalidad hasta el domingo, cuando se fueron los grandes veleros que participaron en la regata, lo que supone una experiencia negativa de cara al nuevo modelo de movilidad que quiere implantar el Ayuntamiento.
Porque el Gobierno local tiene en mente una ciudad lo más parecido posible a Pontevedra, en el que el tráfico se quede en el exterior, y donde la inmensa mayoría de los desplazamientos se lleven a cabo en transporte público, a pie o en bicicleta, por calles peatonales o semipeatonales, como la avenida de La Marina. Y para hacer realidad esa visión, tiene que convencer no solo a los coruñeses, sino a todo el tráfico del área metropolitana, de que cambien sus hábitos, lo que está resultando muy difícil. La prueba es que, según fuentes cercanas, los buses lanzadera que el Ayuntamiento dispuso para recoger a los conductores que abandonaran su vehículo en las zonas indicadas (Someso, O Birloque y Campus de Elviña) hicieron el viaje de vacío. El número de pasajeros osciló entre cinco y cuarenta en los mejores momentos.

infrautilizado
No es la primera vez que el tráfico congestiona la ciudad en lo que va de verano con motivo de una gran celebración. Lo mismo ocurrió cuando tuvo lugar la Feira das Marabillas. El evento convirtió la búsqueda de aparcamiento en los alrededores de la Ciudad Vieja en un verdadero desafío. Pero, más allá de eventos puntuales, el rechazo de los coruñeses al empleo del aparcamiento disuasorio es algo cotidiano: el de Lonzas, que se inauguró que se inauguró el 22 de octubre del año pasado.
La Consellería de Infraestruturas invirtió 566.000 euros en construir esas 176 plazas gratuitas pero, desde entonces, apenas se ha subido nadie en la parada de bus que se detiene justo frente al recinto, que poco a poco ha sido colonizado por hierbajos, como si fuera un solar abandonado más, al lado de la avenida de San Cristóbal. Y a pesar del intenso tráfico que recorre esta arteria, ningún vehículo aparca en la zona.

señalización
“Uno de los principales problemas es la señalización. Hay muy pocos carteles que indican al conductor que allí hay un aparcamiento disuasorio –apunta Roberto Costas, presidente de la delegación coruñesa del Colegio de Arquitectos (COAG)–. Seguro que hay muy pocos coruñeses que sepan que existe, y mucho menos en el área metropolitana, que es para lo que está pensado”. Cree necesario, por tanto, una campaña informativa en ese sentido, más que debatir sobre la localización en sí.
“¿Es que había un sitio mejor?”, se pregunta Costas. Para él, el problema de la localización no es tan importante como la dinámica de la población, que aún confía en el vehículo privado para su movilidad, por encima de cualquier otra opción. Y recuerda que, a día de hoy, Xunta y Ayuntamiento no se han puesto de acuerdo para desarrollar un sistema adecuado de transporte metropolitano “Si un señor de Culleredo o de Betanzos coge su coche y llega hasta aquí, y luego tiene que esperar 20 minutos para que pase el bus, a lo mejor decide que no le compensa”.
Ese supuesto señor podría decidir, según Costas, que ese tiempo que invierte en esperar el bus le saldría más rentable dando vueltas por la ciudad para encontrar un aparcamiento. Porque, aunque a los conductores que se enfrentan cada día a esta situación les parece lo contrario, hay expertos en Movilidad que aseguran que en A Coruña se aparca “razonablemente bien”.
“Todo el mundo se queja pero, si vas por el centro, encuentras que la ORA está llena. Si no pueden encontrar aparcamiento, prefieren gastarse unos euros en uno de los parkings públicos subterráneos”, apuntan estas mismas fuentes. Eso conduce a lo que denominan el “abuso” del transporte privado.
“Potenciar los aparcamientos disuasorios es algo necesario, fundamental, pero no funcionará mientras no vaya acompañado de medidas”, explican. Estas medidas irían destinadas a desalentar al conductor a aparcar en el centro, como puede ser subir el precio de la ORA. “Si fuera lo suficientemente caro, la gente no vendría con el coche al centro más que lo indispensable”, señalan. Además, recuerdan que la zona azul se proyectó para que existiera un continuo flujo de vehículos, para que estos no continuaran en el mismo sitio más de dos horas, y dieran cabida así a otros, pero la ORA nunca ha funcionado así. En A Coruña, el que encuentra un sitio, no lo abandona.

El fracaso de los parkings disuasorios en los grandes actos colapsa el centro

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