El Fórum Metropolitano hace sentir la pasión por el modelismo

Cientos de curiosos y amantes del modelismo no quisieron perderse ayer el vigésimo segundo certamen de Modelismo Escala en el Fórum Metropolitano, una oportunidad –abierta hasta hoy– de acercarse a través de talleres y conocer, de primera mano, los entresijos que esconde este hobbie.

Una oferta diferente para la Semana Santa. “Rompes con la monotonía y haces que los niños disfruten”, dice Manuel Pablo Martínez, vicepresidente de la Asociación de Modelismo Centro Cultural Escala. Además, los visitantes también pudieron ejercer de jurado popular, en una ceremonia con más de 250 premiados, entre categorías júnior y sénior.

Esta reunión cada vez es más conocida y este año la organización calcula que se pasarán por allí “más de 1.000 personas”, que pueden ver maquetas muy dispares, desde el castillo de Doiras a la afamada Marilyn Monroe. 

Además de los curiosos, muchas personas que se dedican al modelismo como hobbie o profesionalmente, “vienen por ver a otra gente del gremio”. Con respecto a esto, Rui Soares, de International Plastic Modelers Society (IPMS) Portugal, cree que es “difícil” vivir de ello, por eso mucha gente lo hace por pasión. “El modelismo a escala está más valorado fuera de Europa”, afirma.  Pese a que cada año aumenta la afluencia, “no hay tanta como sería deseable”, algo que achaca al sedentarismo de las personas y a la poca paciencia que tienen.

Los niños son la base
La IPMS Portugal lleva más de 15 años viniendo a la ciudad para compartir sus conocimientos con los visitantes, sobre todo con los más pequeños.

Rui asegura que la idea es “fomentar y divulgar” la actividad. La promocionan, pero sin obligar a nadie, sino para que “lo hagan con gusto y disfruten de la experiencia”. Uno de los niños apuntaba que era la primera vez que hacía una maqueta, en este caso, un avión, pero que su padre llevaba años con el hobbie: “Él hace barcos y los hace realmente bien”.

Desde la IPMS Portugal apuntan que las maquetas son simples, para iniciarse, y que lleva hacerlas unos 20 minutos. Un tiempo que hace a los niños desconectar “del mundo tecnológico”.
Martínez añade que debe haber “un relevo generacional” y cuenta que el año pasado se reunieron con el concejal de Culturas, José Manuel Sande, para proponerle que esta actividad pueda llevarse a los colegios y ver la manera más viable de integrarla.