11º-16º
martes | 16 abril | 2024
Catorce años tenía en 2011 la joven que el próximo lunes está llamada a declarar en la Audiencia Provincial contra el que por esas fechas era su novio, que ocupará el banquillo acusado de su violación. La Fiscalía pide para él ocho años de cárcel por un delito de agresión sexual por el que también solicita una orden de alejamiento y una indemnización mínima de 15.000 euros, para resarcirla del daño moral sufrido y las lesiones.
Estas quedaron patentes en el parte médico resultante de la primera asistencia a la que se sometió. Además, en el escrito de acusación se habla de otra clase de secuelas, como sentimiento de ansiedad, depresión, vergüenza, culpabilidad, ambivalencia afectiva, bajo concepto de sí misma y victimización, que computa como “daño psíquico”.
atenuante
Todo ello, cree el fiscal, consecuencia del episodio vivido la madrugada del 2 de febrero de hace tres años en su propio domicilio, en la localidad de Fene. Según recoge en sus conclusiones provisionales, el procesado acudió aquella madrugada a casa de su novia después de haber consumido bebidas alcohólicas “que afectaban mínimamente a sus facultades intelectivas y volitivas” y, en este sentido, la petición de condena para él tiene en cuenta una circunstancia atenuante de la responsabilidad por embriaguez.
Siguiendo esta versión de los hechos, ambos se encontraban en el dormitorio de ella cuando el acusado agarró fuertemente por los brazos a la chica, le bajó la parte inferior del pijama que llevaba puesto y la obligó a mantener relaciones íntimas completas con él.
Tres días más tarde, el juez decretó la prisión provisional del denunciado como presunto autor de un delito de agresión sexual, si bien se acordó su libertad provisional una semana más tarde. Desde entonces, pesa sobre él una orden judicial que le impide comunicarse con la joven o acercarse a ella, su casa o su centro de estudios, orden que podría verse ampliada durante una década, según la petición de la Fiscalía.
