El fin de la renta antigua no tendrá consecuencias en el comercio coruñés

El fin de la renta antigua no tendrá consecuencias en el comercio coruñés
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Si hace un año el fin de los alquileres de renta antigua para los locales comerciales amenazaba con una debacle comercial en toda la ciudad, ahora los expertos aseguran que se ha salvado ese escollo gracias a las negociaciones entre arrendadores y arrendatarios de los últimos meses y a los cierres.
Representantes de los colegios de Administradores de Fincas y Agentes de la Propiedad Inmobiliaria afirman que en A Coruña no quedan tantos bajos adscritos a ese formato de pago como se temía desde el Ayuntamiento. En su mayoría, los afectados estarán en barrios como el de Os Mallos.
“No he notado tanto movimiento con la renta antigua como se esperaba, no hay tantos contratos de este tipo y para los que queden hasta diciembre hay tiempo de negociar”, comenta Carmela Lavandeira, vocal del Colegio de Administradores de Fincas de A Coruña. Insiste en que ya “se han ido acordando los alquileres”.
El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, Herminio Carballido, se detiene en la misma idea. Para él los locales de renta antigua “se han ido diluyendo en el tiempo porque unos inquilinos se han jubilado y otros han traspasado el negocio”.
En relación a este último caso, la crisis ha ayudado mucho a acabar con la renta antigua antes de la hecatombe. Aquellos empresarios que han acabado echando la persiana en sus negocios han dado paso a nuevos ocupantes que ya asumieron nuevos precios. En todo caso, sí hay quien sigue en esa tesitura de regirse por unas leyes antiguas.

una elección sencilla
Pero, en opinión de Lavandeira, a la mayoría de los propietarios les ha compensado pactar los precios porque “más vale lo malo conocido” que quedarse con el inmueble vacío por tiempo indefinido. Carballido coincide en que al arrendador no le interesa “perder de tenerlo ocupado”.
Así, en vez de subir a precios muy elevados los costes, están ajustándolos o firmando contratos bilaterales en los que “la renta es revisable anualmente”. Esta nueva modalidad convence porque lo fundamental es no ver que sus bienes están sin generar ningún ingreso hasta que alguien decida alquilarlos porque “a veces pasan años”. “Si los dejas parados, los bajos se queman y la gente ya ni pregunta”, destaca Lavandeira, que prosigue: “Piensan que está vacío porque se ha pedido un disparate por él”.
En algunos casos esa parece la realidad. Lavandeira reconoce que hay clientes que “quieren mantener los precios anteriores, que son desmesurados, y deben cambiar su concepto y tener claro que van a tardar muchos años en volver a subir”.

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