Felipe II y el Pato Donald emitiendo idéntico mensaje

Felipe II y el Pato Donald emitiendo idéntico mensaje
Interviene sobre clásicos para ponerlos a bailar con el caos y el azar

Lino Lago acampa desde el viernes en Moret Art y con él, la reivindicación y la reinterpretación de lo hecho que salta a la vista en un primer barrido. El de Redondela pone a bailar al mundo tal y como acostumbra en una sala que selecciona sus mejores series para que quienes no lo conozcan, se acerquen a la forma de hacer del que se confiesa vegano y denuncia las matanzas de rojo.
Coge al pato Donald y lo coloca en medio del lienzo trinchando a un puerco para romper con lo estándar. El artista remueve conciencias a través de golpes porque sus obras no dejan indiferente. Lino Lago se moja y “Mona Lisa with Rhino” será una confirmación de su raza. Pondrá en escena los trabajos “Víctima”, “Pintura sobre pintura”, “Atentados”, “Situaciones” y “Pinturas comentadas” y ellas, las pinturas, gritarán. Eclécticas.
Cuentan desde Moret Art que Lago rechaza la monotonía. El que lanza sus mensajes desde Lituania, donde vive desde hace 15 años, provocará en el espacio un festival para los sentidos como ya lo hizo en el MAC, con una base del caldo firme porque aunque su impronta puede tirar por formatos dispares como un Velázquez manchado frente a una vaca en el Gaiás, la ideología no se mueve. El compromiso es tan importante como el acto en si mismo de pintar y los cuadros son solo la parte material de una obra que acaba en la cabeza. Todo nace de la crítica porque “saber plasmar la realidad no es, en absoluto, suficiente”. Por eso, busca la inspiración en la vida cotidiana para crear una pintura y cargarla bien de batería.
En las piezas “Víctima”, Lago trata el tema del sufrimiento de los bichos. Hace hincapié en el “animalismo”, una corriente de pensamiento que parte de que la relación que mantiene el ser humano con los animales es abusiva, cruel e injusta, y juega con el tamaño. Reduce a la mínima expresión grandes especies como los rinocerontes y agiganta a los objetos cotidianos para confirmar que el “tamaño sí importa”. Con estos juegos de escala llega a la belleza.
En “Pintura sobre pintura” y “Atentados” se enfrenta a la historia. Se deja llevar por el expresionismo e interviene sobre iconos como la Mona Lisa para hacerla bailar con el caos y el azar. Por un lado, pinta como un clásico y por otro, arroja pintura sobre las pinturas de un modo moderno y contemporáneo.
La exposición se completa con otras propuestas rebozadas de humor gráfico: “En todas mis obras las imágenes más caducas o estándar no se creen a sí mismas y dejan entrar a ‘otra cosa diferente’”.
Con Lino, lo abstracto le da la mano a lo decimonónico que descansan con carteles publicitarios. El conjunto es un acto de democratización, donde la cabeza de Felipe II de Velázquez se pone en la misma fila que el pato de la factoría Disney.

Felipe II y el Pato Donald emitiendo idéntico mensaje

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