Una familia denuncia a la Diputación por denegar un permiso para cuidar a su hija

Una familia denuncia a la Diputación por denegar un permiso para cuidar a su hija

Desde el 5 de febrero de 2011 no se despegaron de ella porque Eva nació con un problema cardíaco, que obligó a los médicos a implantarle uno artificial, primero, y después a trasplantarle un segundo con cinco meses. Cuando parecía que la pesadilla se acababa, la pequeña sufrió un derrame cerebral tan bestial que los neurólogos la dieron por perdida: “El cirujano nos explicó que las neuronas son como judías, están envueltas en una funda que si se estropea la neurona acaba muriéndose”. 
Sin embargo, el mismo bisturí tuvo que admitir más tarde que aquello había sido un milagro. La niña no solo se recuperó después de estar a 32 grados, enfriada y con un equipo pensado para un adulto. Hoy tiene casi cinco años y va a clase en el colegio Pedro Barrié de la Maza, de Mondeo (Sada). 
Con un considerable retraso, la alegría de la casa apenas emite palabras, pero desde que ocupa un pupitre, su padre Celestino asegura que los avances han sido grandes, en parte gracias a su profesora, que se preocupa de que Eva sea una más. Apenas ingiere comida por la boca. La mayor parte va por una sonda gástrica de la que no se separa. Es su madre, María, la que intenta que alguna de las paradas de avituallamiento las realice sin el aparato en cuestión y poco a poco lo va consiguiendo. 
Desde el 5 de febrero de 2011, ella no ha vuelto ha trabajar. Es imposible porque, aparte de las operaciones, una vez que entró en el colegio coge virus con más facilidad que el resto de sus compañeros y normalmente pasa una media de diez días sin ir a clase por enfermedad: “Hace poco estuvo dos semanas de baja por una biopsia”. 
Aún así, en junio el permiso retribuido que le concedió la Diputación a su esposa hace cuatro año de un 99,99% reducción de jornada se puso en entredicho. La institución provincial se lo denegó argumentando que su hija no necesitaba cuidados permanentes, continuos y directos. Después de demandar al organismo en el juzgado, la sentencia les da ahora la razón, pero lejos de pasar página, la familia de Eva quiere denunciar los hechos porque la valoración de la Diputación vino determinada por personal administrativo y no médico: “Se basaba en que la niña se había escolarizado” y porque, en definitiva, es injusto para unos padres que no se alejan de Eva desde que nació ni quieren hacerlo. Para Celestino, “no es justo, que ante una situación así, alguien pueda saltarse la norma, sin ninguna base jurídica”. 
Critican a los que pusieron en duda la dependencia de la criatura por haber realizado la evaluación sin contar con un personal médico ni aportar un informe en contraposición a los del Sergas, algo “exigido por la norma”. Por otro lado, aseguran que como pruebas presentaron documentación errónea, que, “pertenecía a su hermana mayor para intentar demostrar que acudía al comedor”. En este sentido, sus vidas pasan porque Eva siga igual de animada. Desde el 5 de febrero de 2011 no sueñan con otra cosa: “Hasta que no fue al cole estuvo completamente aislada”. Desde entonces, se la ve más contenta y los informes de algunos médicos que barajaban la opción de que podía padecer autismo se cayeron por su propio peso. Eva se relaciona con el resto de niños. No tiene problema, asegura Celestino. Con la medicación correspondiente, él y su mujer le controlan la tensión. Su hermana Noa es otro bastón, pero no quieren pasar de largo este capítulo ante la aparición de posibles nuevos casos.

Una familia denuncia a la Diputación por denegar un permiso para cuidar a su hija

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