Los estudios dejan de ser búnkers de la creatividad

Laura Piñeiro abrió su casa en Paseo de los Puentes, que no tiene sofá ni cómoda pero sí mucha impronta. Cabana y Mella ordenaron el caos para ponérselo en bandeja a los curiosos en No Importa y Héctor Francesch presentó su sótano de la calle de Francisco Rodríguez. En total, 14 estudios dejaron de ser búnkers de la creatividad para convertirse en una puesta en común donde el pincel se desnudó. 
El lienzo se vistió sus mejores galas y el encargado de ponerle ropa mostró orgulloso la cueva donde pasa la mayor parte del tiempo. El objetivo reveló su secreto y las manos dejaron de darle forma a esculturas para expresar cómo se forja el arte. 
Porque se trataba de acercar el proceso y no tanto el resultado, el Ayuntamiento organizó ayer “De estudos abertos” como una forma de acompañar a los que hacen país a golpe de creación “fronte ao paternalismo e dirixismo na execución das políticas culturais, vencellado a anteriores etapas”, explicó el concejal de Culturas, José Manuel Sande. 
Desde las cinco da tarde,  28 artistas asomaron la patita en el mapa de una iniciativa tomada en otras ciudades del mundo y que se conoce como Open Studio. Uno de ellos, el pintor Jano Muñoz, habló del hecho de trasladar la conversación de los centros de arte, los museos y las galerías a la propia cocina donde se cuece todo y de recuperar los estudios como espacio de encuentro y debate sobre el arte. 
En su primera edición, “De estudos abertos” concentró a creadores locales de distintas trayectorias y estilos diferentes “desde os máis novos como Laura Pintos ou Raúl Álvarez, aos recoñecidos Manuel Vilariño, Correa Corredoira ou Francesch”, explicó el pintor. Los artistas con estudio propio invitaron a su vez a otros tantos a compartir el espacio en una tarde de viernes, en la que los coruñeses pudieron conocer la impronta de sus vecinos en directo, atender a lo que les mueve para crear y hablar de cualquier cosa en un ambiente distendido. 
Así es que Tatiana Medal invitó a Paz Medal a su bajo de la Merced. Luisa Valdés se agarró del brazo de Gosia Trebacz. Y si Laureano Vidal se presentó en solitario en Pla y Cancela, Ali Ali no dudó en compartir cacho con Blanca Silva y al final unos, los artistas, y otros, los espectadores, se enriquecieron porque a veces es bueno romper el silencio, desconectar y abrirse al ojo ajeno. Por su parte, el público dejó aparcado el miedo y se adentró en los intestinos donde nacen las obras y se alimentan hasta que ellas mismas piden su libertad.

Los estudios dejan de ser búnkers de la creatividad

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