El estreno de la nueva calle de Náutica acumula ya un retraso de tres meses

Las obras de los edificios que llevarán nuevos vecinos al polígono residencial de Náutica avanzan a buen ritmo pero esos pasos no parecen tan acelerados en el caso de las tareas de urbanización de una nueva calle encargadas por el Ayuntamiento. El concejal de Regeneración Urbana, Xiao Varela, había comprometido el año pasado que la infraestructura estaría abierta al tráfico antes de que finalizase 2017 y, sin embargo, a punto de acabar marzo sigue sin trascender una fecha concreta para este estreno. Mientras tanto los vecinos ya aprovechan la zona para estacionar (con el beneplácito municipal), lo que podría derivar en un deterioro del firme antes de que abra para todos los conductores.
El Gobierno local había asegurado, en una visita al entorno, que antes de despedir el pasado ejercicio la calle de Náutica estaría disponible para circular. Esta sustituye a un antiguo pasadizo peatonal que daba servicio a los residentes en el entorno y que ahora cuenta con aceras. Los peatones volvieron a disponer del paso hacia Ciudad Escolar en el mes de enero, pero de la inauguración comprometida por el Ejecutivo de la Marea nada se sabe tres meses después de las fechas que se estimaban para que los coches pudieran pasar. 
De hecho, según pudo saber este diario, ya por aquellas épocas los operarios que trabajaban en la infraestructura confesaron a algunos vecinos que, como pronto, se finiquitarían las tareas en febrero. Al final fue precisamente en esas fechas, hacia mediados de mes, cuando se dieron los últimos retoques a la calzada y a las aceras, con soterramiento de tuberías incluido. 
Sin embargo, el Consistorio no llegó a permitir el paso en ningún momento dado que no se afrontaron las obras de la plaza del Almirante Romay, a donde va a dar o de donde parte la nueva carretera, en paralelo a los trabajos principales para tener todo rematado al mismo tiempo. 
Por ello, ahora la maquinaria y una cuadrilla llevan unas dos semanas actuando en ese otro extremo de la calle para permitir el acceso normal a la calzada, mientras las promotoras de los edificios no dejan de avanzar. 
Parking improvisado 
Curiosamente el Ayuntamiento sí ha facilitado –comunicándolo a través de un cartel colocado en una valla de obra– el paso de los vehículos de los residentes para aparcar en la vía, aún por bautizar, a pesar de que allí no existen entradas a garajes. 
Por ello, se sobreentiende que desde María Pita se da la aprobación para estacionar en las futuras plazas de aparcamiento aún a riesgo de que la calzada se deteriore antes de la apertura. l