La Escondita le pondrá sonido a las brasas a partir de la próxima primavera

Su cocina se basa en el buen producto y las brasas como forma de preparación, algo difícil de encontrar hoy en día en la ciudad. Con el aroma que desprende la madera de encina al quemarse, sus carnes y pescados bailarán a partir de esta primavera en sesiones vermú.
La Escondita aprovechará su terraza para ofrecer actuaciones en directo. En una parcela que colinda con María Pita, el nuevo local de hostelería se sumará así al movimiento que iniciaron los bares de la calle de San Juan y otros tantos fuera de este perímetro como La Barbería, en calle de Orzán, Jazz Café o El Corralón, de Panaderas. En este sentido, la cultura no solo bañará los mediodías de los fines de semana.
Su propietario Óscar Hermida, señala que las paredes se renovarán cada poco tiempo. Con cuadros de talentos que fluyen en A Coruña y fotografías. De esta forma, el arte y la música se cocinarán a fuego lento: “Queremos darle vidilla al local”. Sobre una de ellas, se puede ver estos días el cartel del local de la Ciudad Vieja “La Madame”.
Con tan solo dos meses de vida, el restaurante aspira a consolidarse en la oferta gastronómica con las brasas como bandera y un menú que abarca desde lubina, bacalao, pulpitos a chuletones. En este lugar, hasta los mejillones cogen este gustillo tan reconocible.
Sin más disfraz que la propia materia prima, La Escondita pone un pie en el sector para aportar la experiencia de 17 años del chef Óscar Asensio, que ya trabajó como jefe de cocina en Costa Caión, La Bodeguilla del Huerto o en el asador El Remanso. Además, los postres tienen aquí un especial protagonismo.
El cocinero los mima mucho, quizá recordando sus comienzos en la pastelería La Gran Antilla. Desde una milhoja de frutas del bosque a las cañas de crema rebozadas de chocolate, los clientes podrán degustar estas exquisiteces al mismo tiempo que los grupos de la escena local le pondrán notas musicales. Porque las comidas tendrán ritmo en este punto del mapa.