El encarecimiento de la vivienda podría expulsar a los vecinos de la Ciudad Vieja

El encarecimiento de la vivienda podría expulsar a los vecinos de la Ciudad Vieja
En los últimos meses han proliferado las obras de rehabilitación en el barrio | pedro puig

El Gobierno local está preocupado por el hecho de que las mejoras que piensa implantar en la Ciudad Vieja puedan llevar a un proceso de gentrificación. Este anglicismo describe un fenómeno por el cual, cuando un barrio se revaloriza, su población original es reemplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor porque el precio de la vivienda sube y ya no pueden pagar los impuestos ni los alquileres. En el caso del casco antiguo coruñés, el proceso podría ser bastante rápido porque, según el concejal de Regeneración Urbana, Xiao Varela, el 30% de las viviendas están vacías o abandonadas, lo que favorecería la llegada de nuevos inquilinos o propietarios.
Todas estas viviendas son anteriores a 1960, de un total de 150 viviendas. Además, hay que tener en cuenta que la población de la Ciudad Vieja (estimada en unas 5.000 personas) es muy mayor: el porcentaje de hogares formados por personas mayores de 65 años se acerca al 26%, más que en cualquier otro barrio de la ciudad. Como pensionistas, no destacan por su poder adquisitivo, así que se verían muy afectados por una hipotética subida del valor de la propiedad en el entorno.

Subvenciones
Para evitar el problema, el Ayuntamiento prepara un programa de subvenciones que permitan reparar las viviendas afectadas por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior de la ciudad Vieja y Pescadería (Pepri), que introducirían por primera vez criterios de renta, además de otras ayudas con las que esperan aliviar la presión económica.
Los diferentes Gobiernos locales llevan años ofreciendo subvenciones parecidas, pero las convocatorias no han tenido nunca demasiado éxito porque la cuantía no era lo suficientemente elevada. El problema es la accesibilidad y la conservación. Un ascensor en una vivienda de cuatro pisos y cuatro vecinos es muy caro.
Prohibitivo incluso, para mucha gente mayor que no puede afrontar esos gastos. Eso puede provocar un proceso de expulsión. El presidente de la asociación de vecinos, Pedro Roque, ya había expresado su preocupación por que la gente que vive aquí se vea obligada a abandonar el barrio, igual que ha pasado en el barrio del Raval, en Malasaña, y en otros sitios. Ahora mismo el casco histórico de la ciudad tiene escasos atractivos: no solo porque muchos edificios están mal conservados, sino por las insuficiencias en cuestiones tan básicas como la pavimentación, el saneamiento o la iluminación. Pero el Ayuntamiento quiere cambiar eso a través de una serie de actuaciones.
Reurbanización
Aunque la atención pública se ha centrado en la peatonalización, del 25 de junio, el Gobierno local también se plantea un plan de revitalización. El concejal de Rehabilitación Urbana lo descubrió como un trabajo “coordinado y transversal”. Se reurbanizarán las calles Cortaduría, Damas y Rosario, así como el entorno de la Fundación Luis Seoane.
Además, se realizaran una serie de pequeñas mejoras, entre las que se encuentra actuar en las barreras arquitectónicas, se plantará más arbolado y se intervendrá en los jardines históricos de todo ese ámbito. Y el Ayuntamiento quiere que quienes disfruten de eso sean los vecinos de toda la vida. l

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