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jueves | 25 abril | 2024
No era difícil de prever. El centro comercial más grande de España se merece las mejores infraestructuras del Estado. Y no es así. A Coruña vivió ayer el peor colapso de tráfico de su historia, con retenciones que sumaron varios kilómetros en todos los accesos y que se prolongaron desde primera hora de la mañana hasta el ocaso.
A las nueve de la mañana ya había retenciones en Alfonso Molina y en la desembocadura de la AP-9. En la sala de pantallas de la Policía Local no daban crédito a lo que transmitían las cámaras y se buscaba por todos los rincones un accidente o alguna incidencia que justificase lo que estaba sucediendo. No había nada.
Como un lunes cualquiera > A esa hora, la primera de la mañana, la actividad en el principal acceso era la propia de un lunes cualquiera, pero sorprendente para un sábado, y más para el que marca el ecuador de la Semana Santa.
Lejos de mejorar, como sucede entre semana a medida que avanza la jornada, el colapso se fue extendiendo como una plaga. Así, a las diez de la mañana las colas en la autopista ya alcanzaban la altura de Vilaboa, en Alfonso Molina comenzaban cerca de A Pasaxe y en la autovía de Arteixo comenzaban los problemas.
A mediodía ya era imposible. En la AP-9 se registraron picos de diez kilómetros de atasco, y recorrer el camino entre Palavea y el desvío a la avenida de San Cristóbal llevaba más de una hora. Desde Arteixo, la retención llegó a alcanzar la altura de Pastoriza y el casco urbano también sufrió las consecuencias, con problemas en las dos rondas, en todo el entorno del polígono de A Grela y en la avenida de Arteixo, donde los conductores ya se encontraban atrapados delante del Palacio de la Ópera.
Pero lo peor estuvo, a lo largo de todo el día, en la autopista. El embudo de su incorporación a Alfonso Molina vio a cientos de familias desesperadas, atrapadas en sus monovolúmenes, hasta el punto de que varias optaron por modificar sus planes y escapar por la salida de Palavea en dirección al puente de A Pasaxe.
Esta estrategia también llevó a que la avenida del Ejército registrase problemas puntuales, agravados por momentos por algún alcance sin mayores consecuencias que las dificultades añadidas para la circulación.
Por la tarde > A medida que transcurría el día, las esperanzas de los responsables del tráfico se iban diluyendo. A quienes madrugaron para aprovechar todo el día en el complejo comercial los sucedieron los que escogieron la tarde para acercarse y, por ejemplo, aprovechar para ir al cine.
No fue hasta última hora cuando el tráfico en los accesos se comenzó a normalizar. En sentido salida hubo también circulación lenta, pero sin llegar a los niveles del colapso histórico que vivió ayer la ciudad.
