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miércoles | 24 abril | 2024
La posibilidad de que el hotel Finisterre cambie de manos va tomando forma a medida que pasan las horas, después de la filtración interesada que ha hecho circular rumores en los círculos financieros de la ciudad. Según parece, uno de los copropietarios del establecimiento, Juan Carlos Rodríguez Cebrián (poseedor del 10% de las participaciones), sería el impulsor de la operación, con la anuencia del Banco Pastor, titular del hotel.
Fuentes cercanas a la entidad financiera –que guarda silencio sobre todo lo relacionado con la operación– señalan que el Pastor estaría dispuesto a escuchar y responder a cualquier oferta que se le haga por el conjunto de tres hoteles que posee en Galicia: el de O Parrote, el Gran Hotel Balneario de La Toja y el Isla de La Toja. Los dos primeros son de cinco estrellas, y el tercero, de cuatro.
Con cautela > La “contraoferta” lanzada desde el banco ha enfriado los ánimos del candidato número uno a hacerse con la propiedad del Finisterre. Manuel Jove está dispuesto a pujar por el establecimiento coruñés, pero no parece tener ningún interés en los dos de la isla pontevedresa.
En tales circunstancias, la operación se encamina más hacia la posibilidad de que una gran cadena multinacional se haga con la gestión de los tres hoteles, que conforman uno de los paquetes de mayor categoría en la comunidad.
En este sentido, cabe recordar que el Banco Pastor acaba de cerrar una operación de alquiler de otro establecimiento, este en Sevilla. A finales del año pasado, Hilton Worldwide confirmaba la firnma del contrato de explotación del hotel Torneo Parque Empresarial, en una zona de negocios al norte de la capital hispalense, y cuya construcción acometió el Pastor desde 2008.
Otra operación que tiene en marcha la entidad financiera es la venta del hotel Las Dunas Beach & Spa, un cinco estrellas en la localidad malagueña de Estepona, también propiedad del banco de Los Cantones, y a punto de cambiar de manos.
Ante este movimiento, vinculado a las primeras consecuencias de la fusión entre el Pastor y el Banco Popular, ha sido parte del accionariado de la propiedad del Finisterre quien ha “levantado la liebre” de los movimientos.
El silencio oficial del Pastor se interpreta en círculos inmobiliarios de la ciudad como una aceptación de que se están escuchando ofertas, con la tranquilidad suficiente como para que la operación se cierre con éxito.
