El nuevo abad de la Colegiata trabajará para conservar el patrimonio cultural

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  nagore menayo > a coruña

 El sacerdote Ismael Velo, el nuevo abad de la Colegiata de Santa María del Campo, tiene muy claro en qué quiere emplear sus esfuerzos tras su llegada al nuevo cargo. Para el sucesor de Rafael Taboada, sus prioridades ahora mismo son “los trabajos de restauración del coro, de la fachada, del museo, la situación como merecen los libros antiguos que he catalogado...”. Lo de situarse en la primera línea al frente de la Colegiata  es algo que, aunque “va con el cargo”, no es lo más le apetece, pero sí todo lo que tenga que ver con conservar la cultura y el patrimonio de la Iglesia. No en vano, el padre Ismael ha sido archivero de la Colegiata durante las últimas décadas, y ha trabajado en contacto directo con miles de obras sobre el templo y sobre la historia de la ciudad.
Por ello, pretende retirarse de esa primera línea de acción en cuanto termine todos los planes de conservación que se ha marcado. Algo que no sabe cuánto tardará porque “eso siempre depende de los fondos de los que disponga, y hoy en día el dinero siempre es un problema”, afirma el canónigo.
En ese interés por no ser la única cabeza visible del emblemático templo coruñés, ni siquiera es él quien oficia la misa. “Yo celebro las bodas, bautizos, y algunos funerales, y los días festivos nos turnamos para dar la misa, pero generalmente lo hace un cura que ya está retirado y que vive aquí cerca. Disfruta con ello y lo hace cada día a las 10.00 de la mañana”, explica el ahora abad.

Lo espiritual > Igualmente importante para Velo es el patrimonio espiritual como el artístico. Tiene una visión “distinta” de lo que podría ser la estructura de la Iglesia, y no ve la “necesidad” de que A Coruña disponga de un Obispado propio, ya que entiende que “con lo que hay es suficiente”.
Además, considera que si hay cristianos que prescinden de los obispos, tal vez “podríamos ensayar esa fórmula, porque el obispado es un cargo que nace porque ellos quieren entroncarse con los apóstoles”, asegura. “No quiero ofender a nadie, y pido perdón si lo hago –continúa Velo–, pero en el año 1964 ya hablé de eso mismo en un concilio en Salamanca y nadie se atrevió a responderme”.
De su predecesor ensalza la labor que ha realizado durante todos estos años al frente de la Colegiata y asegura que “su punto más reseñable es que ha colocado a la Colegiata en todas las instituciones de la ciudad”. Reconoce que su trabajo ha sido tan bueno que le va a solicitar que lo siga desarrollando, ya que Taboada continuará siendo abad emérito “y así yo me pueda quedar en un segundo plano”, bromea el nuevo abad.
Su afán de no acaparar protagonismo también le lleva a invitar a los párrocos de la ciudad a oficiar en el templo las bodas de sus feligreses, porque cree que lo contrario “generaría tensiones”.


 

El nuevo abad de la Colegiata trabajará para conservar el patrimonio cultural

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