El fiscal pide 53 años para el principal acusado del crimen de Fonteculler

El fiscal pide 53 años para el principal acusado del crimen de Fonteculler
25 abril 2009 pã¡gina 3 culleredo.- la policã­a judicial de la guardia civil y los bomberos de arteixo, trabajaron mã¡s de doce horas en la avenida de fonteculler para recuperar los cadã¡veres descuartizados fotografã­a hor

Dos lugares están marcados en el mapa y los dos le apuntan a él. La casa de Fonteculler donde en abril de 2009 aparecieron dos cadáveres descuartizados, ocultos en una fosa séptica, y la vivienda de Cerdelo (Aranga) en la que cinco meses antes habían sido asesinados aquellos dos hombres. La primera es una residencia propiedad de su familia y la segunda, la casa donde hasta entonces vivía con su mujer y su hijo. En los próximos meses, estas coordenadas sentarán en el banco de los acusados a José Ramón Blanco Vila, más conocido por el sobrenombre de Coque, por delitos de asesinato, profanación de cadáveres y tenencia ilícita de armas que podrían costarle una condena de cerca de 53 años.

La Fiscalía acaba de remitir a la Audiencia Provincial su escrito de acusación, donde señala a este implicado en el doble crimen como la persona que esgrimió los cuchillos y la pistola que acabaron con la vida de los dos traficantes de Muros con los que el treintañero había contraído meses antes una deuda por una transacción de drogas, en concreto, la compra de una partida de hachís.

Las armas pasarían después por otras manos, al menos las de la pareja en cuyo domicilio de Orro (Culleredo) fueron recuperadas días después de que la investigación en torno a la desaparición de los dos muradanos propiciara hasta nueve detenciones. Finalmente, serán seis las personas que acompañen a Blanco Vila en el banquillo, todas por haberse manchado las manos en la tarea de desmembrar los cuerpos de los fallecidos.

La acusación pública implica a los siete acusados –seis parejas y un joven– en el delito de profanación de cadáveres, que, según sus conclusiones provisionales, se llevó a cabo en la propia vivienda de Aranga en los días posteriores al doble asesinato.

Ensañamiento > Esa calificación penal, la de asesinato, se sostiene en el escrito de acusación sobre la premisa de que Blanco Vila, antes de verse con los traficantes, había decidido acabar con sus vidas y a ese fin, sabiendo que aquella noche le harían una visita, los estaba esperando armado con una pistola y varios cuchillos. De este modo se aseguraba el resultado y preservaba su integridad. Pero además, de la multiplicidad de las lesiones que presentaban los cadáveres, el número de armas empleadas y la dirección de los ataques deduce el fiscal que el autor del doble crimen \“aumentó de forma deliberada el sufrimiento de ambas víctimas\”, esto es, que se ensañó.

Siguiendo la secuencia que se presenta en este informe de conclusiones, los atacó a los dos en la cocina de su casa. Primero acuchilló a uno por la espalda, el abdomen y los muslos hasta hacerle caer de rodillas y, en esa posición, le descerrajó un tiro en la cabeza. Al segundo, que era a quien Blanco Vila debía el dinero, le asestó muchas más puñaladas: su cadáver presentaba lesiones en los pulmones, el hígado y los riñones, y tenía cortes en la cara, la cabeza, los brazos y espalda. También a él le disparó a la cabeza a muy corta distancia, según las conclusiones de los forenses y, en su caso, la mutilación del cadáver fue especialmente macabra, al estar dividido este en 13 partes, con la cabeza y las manos seccionadas.

En el domicilio se encontraban en aquel momento la esposa de Coque y un joven con el que mantenía amistad, que fue, a ojos del fiscal, quien le acompañaría hasta Noia para abandonar allí el coche en el que habían llegado las víctimas. Ambos fueron \“conscientes de lo que había hecho el otro procesado\” y, además de ampararlo, cree el fiscal que lo ayudaron a deshacerse de los cadáveres y limpiar la escena del crimen.

Limpieza > En estas tareas se vieron implicadas, según la acusación, otras dos parejas, la que escondió las armas en su casa y una más. Entre todos se ocuparon de descuartizar los cuerpos para facilitar su ocultación y transporte y entre todos limpiaron la vivienda donde residía Blanco Vila: en los días siguientes procedieron a cambiar las baldosas de la cocina, \“dada la cantidad de sangre que se esparció en la vivienda\”, lijar los marcos de algunas puertas y sustituir el suelo del salón.

El escrito del Ministerio Público no especifica quién transportó los restos hasta la casa de Fonteculler, pero sí señala que después de ocultarlos en un pozo del garaje, los autores sellaron la tapa, tipo alcantarilla, e hicieron lo propio con la puerta del garaje y el muro de la ventana.

Por su implicación en los hechos, los otros seis acusados se enfrentan a peticiones de condena que oscilan entre los diez meses –para la mujer de Coque, por dos delitos de profanación– hasta los seis años para la pareja que tenía las armas en casa. Los otros tres se enfrentan a cerca de cuatro años, al creer el fiscal que incluso el más joven de ellos colaboró en la mutilación, al contrario de lo que estimó la jueza instructora y de lo que mantiene su defensa, que ejerce José Ramón Sierra.

A mayores, el escrito de acusación contempla indemnizaciones de 400.000 euros para las familias de los dos fallecidos, cuyo pago correspondería a Blanco Vila, en caso de ser condenado.

El fiscal pide 53 años para el principal acusado del crimen de Fonteculler

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