El fin de las obras de Ángel Senra permite reabrir el tráfico en las calles del entorno

  La calle peatonal de Ángel Senra se volvió a ver a abrir al tráfico en el cruce con la calle del Capitán Juan Varela que está totalmente libre de vallas y señales de desvío tras la finalización de la segunda fase de sus obras de reparación, que han consistido básicamente en levantar el pavimento para sustituirlo por uno de hormigón impreso en colores ocres con encintados en negro que separan las diferentes zonas y, sobre todo, los cruces de calles.

Es una obra cuya conclusión se ha demorado durante bastante tiempo y, en realidad, esta es la tercera reforma de Ángel Senra en menos de diez años, lo que generó en su día bastante polémica y discusiones durante el mandato del bipartito. Este decidió en febrero de 2011 volver a levantar el firme, solo un año después de que concluyese la anterior actuación, que nunca llegó a convencer ni a vecinos ni a comerciantes.

El 30 de abril ya se había abierto el tramo comprendido entre Capitán Juan Vela y Menéndez Pidal y el año pasado, entre esta calle y la de Marqués de Figueroa. Los trabajos se reanudaron el pasado mes de febrero, tras un año de parón, en el que residentes y comerciantes llegaron a temer por la reforma. Ahora transitan por una calle que ya no tienen los bolardos que antes estaban sembrados por el pavimento para evitar la invasión de los vehículos.

Precisamente fueron estas barreras, junto con un firme que resultaba resbaladizo cuando se mojaba, las que levantaron quejas entre los vecinos, que creían que no se les tenía en cuenta. El ejecutivo de Carlos Negreira quiso marcar distancias con respecto al mandato de Javier Losada y siempre ha insistido en que esta reforma se ha hecho con el consenso de los ciudadanos. Por eso, la concejala de Barrio Mariel Padín y la de Transportes, Begoña Freire, recorrieron ayer la vía en compañía de vecinos y comerciantes.

 Siguiente fase > Aún queda por fijar el calendario para acometer la siguiente fase de la renovación del pavimento que comprenderá el último tramo, situado entre la plazuela de Ramón Cabanillas y la calle de Francisco Catoira. El Ayuntamiento espera llegar a un acuerdo sobre ese punto con comerciantes y hosteleros, de manera que la nueva fase de las obras de reforma puedan comenzar cuanto antes.

Estas seguirán en la línea de las anteriores, por lo que se cambiará todo el pavimento, compuesto de hormigón muy deteriorado que se sustituirá por otro más complejo con diferentes colores y texturas. Pero, además, está previsto en el proyecto plantar varios árboles en los cruces como forma de proteger la vía peatonal en vez de bolardos. La licitación de esta fase cuenta con un presupuesto de 230.880 euros. El Ayuntamiento espera causar los menores trastornos posibles en una vía, la única peatonal del barrio de Os Mallos, que quiere ser un espacio para el ocio y el paseo, pero que durante diez años no ha conocido más que el ajetreo de las obras.