El CIS gestiona cada semana los trabajos comunitarios de 40 infractores

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El Centro de Inserción Social (CIS) Carmela Arias tiene entre sus responsabilidades gestionar los cumplimientos de penas que se conmutan por trabajos en beneficio de la comunidad. Según datos del propio centro, actualmente cada semana se gestionan 40 de estas casos, que proceden de toda la provincia. En el recinto que ocupa los terrenos del antiguo centro penitenciario están satisfechos de cómo han conseguido ponerse al día de todo el trabajo acumulado: en noviembre de 2009, cuando abrieron sus puertas, se encontraron con que había cerca de 1.500 informes esperando a ser estudiados.
“Había días en los que teníamos 60 citas”, recuerda Ignacio Cabirta, el administrador del CIS. Comparado con ese ritmo de trabajo frenético, los 40 casos que gestionan a la semana los funcionarios son una cifra más llevadera, aunque cada uno de ellos exige un estudio personalizado para encontrarle la clase de tarea que exige su perfil. “Y el problema es que, si la persona está trabajando, además hay que conseguir compatibilizar el horario de su trabajo social con su empleo”, añade.
En torno a un 60 o 70% de las penas de este tipo son por delitos contra la seguridad vial y, el resto, por un abanico de causas distintas que incluyen los malos tratos. Es de destacar que la gran mayoría de los que han conmutado las penas de cárcel por trabajos para la comunidad son hombres. “A veces tenemos alguna mujer, pero es excepcional. Yo diría que se cumple la misma proporción de hombres y mujeres que existe en las cárceles”, comentan desde el Carmela Arias.

Municipios > A la hora de llevar a cabo su trabajo, los funcionarios se encuentran con bastantes problemas, y no solo porque tienen que asegurarse de que el cumplimiento de la pena cause un trastorno mínimo en la vida del sujeto, sino también porque encontrarle un trabajo es difícil. “En eso tenemos la ayuda de los ayuntamientos, que es muy importante: prácticamente todos los municipios del área metropolitana colaboran con nosotros, además de otras instituciones”, aclaran.
En contra de lo que pudiera parecer, la mano de obra gratuita no  le sale tan a cuenta a los ayuntamientos, y lo cierto es que causa más problemas de los que soluciona: “El trabajo suele consistir en labores manuales de mantenimiento como pintar o limpiar. Eso significa que tienes que poner a alguien para que le enseñe el trabajo y le supervise y que muchas veces tiene que hacerlo fuera el horario normal, porque esa persona en cuestión tiene que compatibilizarlo con sus otras responsabilidades”.
Pero no solo las administraciones locales colaboran con el CIS. También lo hacen instituciones como Cáritas y otras ONG e incluso el mismo centro Carmela Arias llega a ocupar a algunos de los recién llegados para que realicen algunas de las labores de mantenimiento en las instalaciones del centro. Solo en estos casos interviene directamente Cabirta, en su calidad de administrador del centro: “Cuando me comentan que han encontrado a alguien con el perfil que buscamos, una persona responsable y con disposición para trabajar, entonces le damos aquí mismo alguna tarea, porque siempre hay algo que hacer”.

Cárcel > Pero que siempre haya algo que hacer no significa que haya alguien dispuesto a hacerlo. Los funcionarios de Instituciones Penitenciarias reconocen que no todo el mundo se toma en serio la condena de cumplimiento de trabajos en beneficio de la comunidad: “Lo cierto es que las penas de cárcel imponen más. La gente le tiene miedo a la prisión pero cuando tiene que ir a hacer una labor a una parte, como que se lo toma menos en serio”.
Así que recae sobre el personal de Instituciones Penitenciarias la labor de asegurarse de que los que han decidido conmutar su sentencia de prisión por trabajos a la comunidad los realizan. La duración de la condena es muy variable, de manera que los funcionarios tienen que seguir el caso durante un día, siete días, o a veces, 300. Aunque ellos lo miden en horas trabajadas.


 

El CIS gestiona cada semana los trabajos comunitarios de 40 infractores

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