El cabo Gago cree que la “Extremadura” no estaba en condiciones de navegar

El cabo Gago cree que la “Extremadura” no estaba en condiciones de navegar
el oficial acusado declarã³ el lunes ante el tribunal togado quintana

Fuertes críticas escuchó ayer el tribunal militar que enjuicia desde el lunes al oficial que era jefe de máquinas de la fragata “Extremadura” la noche en que una explosión en la sala de calderas costó la vida al cabo Francisco Javier Pérez Castrillón y el marinero Erik Noval, el 19 de diciembre de 2005, en Ferrol. Y todas procedentes de la misma fuente, el cabo Jorge Miguel Gago Chao –ahora retirado–, que ejercía como mecánico de guardia cuando se produjo el accidente y quien llegó a ser sancionado por la Armada por denunciar negligencias de sus superiores en la noche del siniestro. “Se priorizó la navegación sobre la seguridad del personal”, señaló ayer el testigo, que mantiene que la fragata, con tres décadas de uso, “no estaba en condiciones óptimas para navegar”.

Por las decisiones que se tomaron aquella noche, desde que se encendieron las calderas hasta que, a las dos y veinte de la madrugada, reventó el tubo de caída de una de ellas y mató a los dos marineros, el oficial que era jefe de máquinas, fuera de servicio aquella jornada, se enfrenta a peticiones de condena de entre uno y tres años de prisión, más la suspensión de empleo.

 

"alarmante"

Si el lunes, en su declaración ante el tribunal militar, el acusado negó que en las comunicaciones telefónicas que mantuvo esas tres horas con el “Extremadura” se le hubiera advertido del “estado de ánimo de la tripulación” por los problemas de contaminación detectados en el sistema de calefacción, ayer Gago Chao lo desmintió, y aseguró que pidió hasta seis veces, “algunas a gritos”, que se apagaran las calderas por el “alarmante” nivel de cloro, ya que era “la única forma” de buscar el origen de la filtración.

Tanto el fiscal jurídico militar como las acusaciones que representan a las familias de los fallecidos consideran que al no ordenar la parada de las calderas, el oficial encausado incurrió en un delito contra la eficacia del servicio, algo en lo que discrepan algunos peritos y el resto de los testigos que ayer comparecieron en el juicio.

De haberse detenido las calderas, la “Extremadura” tendría que haber abortado la maniobra que tenía prevista la mañana siguiente, si bien varios informes periciales apuntan a que la explosión se debió al mal estado del tubo de caída de la caldera, que presentaba grietas internas después de 30 años de usom, y no al cloro. “No había dinero –para reparaciones– pero sí predisposición para encender los buques, con el consiguiente riesgo para la seguridad, para los que estábamos allí, que fue lo que pasó al final”, censuró Gago.

Según este testimonio, el conducto que al reventar liberó el vapor que causó las dos muertes “en la vida” había sido sometido a revisión, un criterio que comparten tanto la defensa del acusado como el abogado del Estado, que piden la absolución. n

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