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viernes | 19 abril | 2024
a.b. > a coruña
Eu non lle quería mal ningún. A quien se refiere el hombre que ayer declaró ante un tribunal de la Audiencia Provincial es a su abuela, por cuya muerte se sienta esta semana en el banquillo de los acusados después de haber confesado que fue él quien la dejó, en diciembre de 2009, en una canalización del agua muy próxima a la casa de la anciana, en la localidad de Reboredo, en Laxe.
Todavía hoy admite el hombre haber escondido el cadáver de su familiar en una acequia próxima a la vivienda, pero sigue negando que fuera él quien causó una muerte que puede costarle 20 años de reclusión, tal como reclama para él la Fiscalía.
Pero frente a la tesis que sostiene la acusación pública, el acusado asegura que el fallecimiento fue un accidente, debido únicamente a la mala suerte, y niega haber empujado a su pariente al suelo para intentar robarle la cartera que siempre la acompañaba, y que sí cogió después de comprobar que la nonagenaria no respiraba.
Aunque es cierto, reconoce, que aquella noche, cuando fue a cenar a casa de la abuela, le pidió dinero. Díxenlle, abuela, non terás por ahí dez ou vinte euriños?, recordó, y describió cómo su abuela sacó la faldriqueira que siempre llevaba amarrada a la ropa interior y se puso a contar el dinero. Entonces, trastabilló y cayó de espaldas desde la lareira al suelo: Estabamos falando e, mala suerte, caeu (...) Eu non a toquei nin a empurrei nin nada.
Batidas > La Fiscalía duda de esta versión, sobre todo a la vista de lo que sucedió los días posteriores al deceso. Cuando la familia de la víctima y el acusado regresó a la casa, a la mañana siguiente, se encontró con que faltaba la anciana, así que, tras preguntar a su hijo y los vecinos, alertó a la Guardia Civil. Se organizaron batidas en las que el hombre llegó a participar, y finalmente se dio con el paradero del cadáver, en un riachuelo casi pegado a la vivienda de la fallecida, dos semanas más tarde. Entonces fue detenido y, tras confesar su implicación en la muerte de la anciana, enviado a prisión.
A pesar de esta secuencia de hechos, sus padres dudan de que el hombre haya podido matar a su abuela, y menos por dinero. Para ela era o mellor (dos netos), afirmó su padre ayer ante el tribunal, a quien informó de que la nonagenaria le daba a menudo dinero al acusado, incluso cuando los padres lo censuraban. Dicíamoslle que non lle dera tanto, porque se emborrachaba, pero ela sempre lle daba, admitió el padre, que a preguntas de la defensa reconoció que su hijo no tiene las capacidades de una persona adulta y que, además, bebe.
En la misma línea, la madre hija de la víctima descartó que su hijo pudiera haber intentado robar a su abuela, o que hubiera podido atacarla, porque, si él le pedía dinero, ella siempre se lo daba: Non tiña necesidade, porque tiña a vontade de darllo.
Confiada > Cuestionada por el Ministerio Fiscal, el matrimonio dio explicación de la relación que la fallecida tenía con su dinero, que acostumbraba a llevar en un monedero atado a la tira del sujetador. Levábao ahí pola costume, pero non era nada desconfiada, matizó la testigo, antes de recordar que su madre llevaba siempre unos 1.500 euros encima y que hasta dormía con la cartera, pero que sacaba el dinero delante de toda la familia y también dejaba que el resto los contase: Deixáballo a todos.
Los testimonios hacen dudar de la versión que mantiene el Ministerio Público, que vincula los golpes que presentaba la anciana en la cabeza con un golpe que podría haberse provocado, bien al ser empujada al suelo, bien al ser golpeada con un palo.
El escrito de acusación propone que el acusado pudo matar a la víctima para coger el dinero y usarlo para pagar varias deudas que tenía. Lo cierto es que, al día siguiente de la desaparición, el acusado devolvió 150 euros a un conocido que se los había prestado y pagó 300 al hombre que, un tiempo antes, le había vendido una motocicleta.
