El abuelo de los coruñeses

El Ideal Gallego-2011-09-08-005-4562d219

  Reportaje de r. l.

aniversario Más de un siglo de historia

Manuel Sierra pasó parte de su vida en la consulta del médico. “De joven era un poco hipocondríaco”, cuenta su familia. El diagnóstico del facultativo siempre era el mismo: su estado de salud era perfecto. Hombre de una gran fortaleza –ni un carro de vacas consiguió partirlo en dos tras pasarle por encima cuando tenía diez años–, este coruñés de adopción celebró ayer su 106 cumpleaños arropado por cinco generaciones de su familia, y acompañado por el alcalde, Carlos Negreira, que ya lo considera “el abuelo de los coruñeses”.  


“Es un padre fantástico”, cuenta su hija Manuela mientras mira con cariño a Manuel Sierra, que, aunque natural de Viana do Bolo, en Ourense, pasó la mayor parte de su vida en A Coruña. Desde hace ocho años, reside en la residencia de mayores Santa Teresa de Jornet, Eirís, a donde se trasladó  hace ocho años desde la casa de su hija en Juan Flórez, su hogar tras jubilarse a los 65 años. Fue en el centro de mayores donde Manuel sopló ayer las velas de la tarta de cumpleaños ayudado por sus cuatro nietos, sus tres bisnietos y una tataranieta, con la que cantó el cumpleaños feliz.
Cuenta su hija que, a los 17 años, el padre de Manuel lo envió a Allariz a estudiar. Sus opciones eran ser herrero o veterinario. Pese a su amor por los animales, este longevo vecino se decantó por el arte de labrar el hierro. Ya casado y con una familia, Manuel decidió que era el momento de darle a su hija una vida de oportunidades. Todos se mudaron hasta A Coruña, donde, en un primer momento, este vecino de Viana do Bolo trabajó en el café Negresco, en la calle de Torreiro.
Poco después abriría su propio bar en la calle de la Falperra, donde se ganó la fama de hombre de palabra. Convertido en todo un héroe de la vida, Manuel brindó ayer con sidra con una familia orgullosa de poder escuchar su más de un siglo de historias.

 

El abuelo de los coruñeses

Te puede interesar