El 092 lanza una campaña contra los vendedores ilegales en los mercadillos

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 A.P. > a coruña
  Durante la mañana de ayer, agentes de la Policía Local acudieron a uno de los puestos de la plaza de A Sardiñeira y requisaron todo el género del vendedor, que no tenía licencia. “No tenía más que una mesa pequeña con unos calcetines a la venta”, explica un testigo que, a pesar de tener permiso para vender, no se sentía perjudicado por lo que podría considerarse competencia ilegal.  Pero, según el director de Seguridad Ciudadana, Germán Lago, otros sí se siente perjudicados:

“Los representantes de los vendedores ambulantes protestaron porque perciben como un aumento en el número de ilegales”. Es por este motivo que, desde hace unas semanas, los agentes del 092, que tienen a su cargo la vigilancia de mercadillos como el de A Sardiñeira han aumentado la presión, lo que se traduce en numerosos decomisos, sobre todo de ropa usada.
“Esto empeoró desde hace dos meses a estar parte”, asegura Alejandro, uno de los vendedores pirata. Él y su familia tienen un puesto justo enfrente del centro cívico de Os Mallos, fuera de la explanada de A Sardiñeira donde todos los martes se levanta el mercadillo pero, de vez en cuando, aparece una pareja de agentes municipales y tienen que recoger a toda prisa: “Es una carrera. Ellos cogiendo ropa por un lado y nosotros tratando de salvar lo que podamos”.
Lleva allí desde febrero y reconoce que, antes, la policía municipal era más permisiva. Poco a poco aparecieron más vendedores, algunos senegaleses y otros de nacionalidad rumana. “Creo que fue por los rumanos, porque ellos venden aparatos electrónicos y venían a comprobar si eran robados”, opina el vendedor pirata. Pero Lago niega que sea así: “Lo que hacemos es preparar dispositivos distintos según el fenómeno al que nos estemos enfrentando. Ahora estamos con los vendedores ilegales”.

Armas >Los agentes han llegado a incautar armas blancas en alguna de estas intervenciones pero, sobre todo, ropa usada, que normalmente consiguen de instituciones como Cáritas, o de donaciones particulares.  “No solamente se está actuando en A Sardiñeira, sino también en otras zonas como San Agustín”, comenta el director de Seguridad Ciudadana.
Lo cierto es que el fenómeno de la venta en la calle ha ido aumentado últimamente y no sólo se trata de ropa. Josefa Martínez, por ejemplo, exhibe los productos de su huerta de Arteixo al lado de los zapatos de Alejandro. Son verduras, legumbres y huevos. “Yo voy a vender al mercado central –advierte Martínez– pero los martes vengo por aquí porque hay unas señoras que me conocen y que me compran mis productos. Así me saco algo más”.
La hortelana asegura que los agentes locales nunca le han decomisado el género, aunque admite que sí ha recibido alguna advertencia. En otros casos, como el de ayer, los policías municipales han actuado con mayor severidad. “Cogieron la manta y se la llevaron de golpe, sin decirle nada ni preguntarle nada”, asegura el mismo testigo.
El decomiso del material es la misma táctica que el 092 utiliza contra otros aspectos de este mismo problema. En agosto, agentes municipales confiscaron en varias actuaciones CDs, gafas y otras mercancías a vendedores piratas que se situaban en calles comerciales emblemáticas como la Real o la de Barcelona. Entonces se dejó oír la voz de la asociación Sin papeles que advertía de que la actuación policial no era la solución. Lo cierto es que la venta ilegal no es percibida como algo negativo por parte del público, ni siquiera por muchos vendedores que sí tienen licencia, y que consideran que sus colegas piratas, que venden menos mercancía y de peor calidad, tampoco los perjudican. “No estamos haciendo nada malo, sólo tratamos de sacarnos un dinero –se lamenta una vendedora embarazada– ¿Cuánto podemos sacarnos en un día? ¿20 euros? Con eso no podemos pagar autónomos ni nada”.  Pero la presión policial no va a cesar hasta que el fenómeno remita porque desde Seguridad Ciudadana recuerdan que existe una legalidad vigente  que se debe respetar.

 

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