El edificio de Varaderos de La Coruña degenera en un foco de delincuencia

El edificio de Varaderos de La Coruña degenera en un foco de delincuencia

La Autoridad Portuaria ya ha tenido bastante: después del último incendio que se declaró de madrugada el domingo pasado en Varaderos de La Coruña, la antigua nave de Astilleros José  Valiña, el organismo ha mandado tapiar todos sus accesos con la esperanza de que no se repitan los incendios que han tenido lugar en los últimos dos meses, provocados por intrusos que se cuelan en la vieja nave industrial abandonada para pasar la noche. Desde que comenzó el verano, los bomberos han tenido que acudir en, por lo menos, cuatro ocasiones a extinguir los fuegos, siempre de pequeño tamaño, y se ha convertido en una fuente de malestar, según denuncia la asociación de vecinos. 
La enorme nave situada en Oza lleva en decadencia desde enero del año pasado, cuando Astilleros José Valiña la abandonó al finalizar su concesión y, desde entonces, al permanecer sin vigilancia, el lugar ha recibido la visita indeseada de toda clase de individuos. Los primeros fueron los ladrones de chatarra, que arrancaron los cables de las paredes y la grifería. Lo único que han dejado es la maquinaria más pesada, de varias toneladas, que resulta imposible de trasladar. 
Después llegaron los grafiteros, que han convertido las paredes del inmueble en su particular mural y, de un tiempo a esta parte, han llegado los okupas, a los que las autoridades consideran responsables de las alarmas de incendio. Las autoridades puntualizan que los okupas que allanan la antigua nave, que data de los años sesenta, no se instalan permanente allí, sino que se limitan a pernoctar en su interior. Al parecer, encienden las hogueras para calentarse, porque en el lugar refresca mucho durante la noche. 

Queman lo que encuentran
“Queman todo lo que encuentran: tuberías, gomas...”, explican. Mucho de este material es tóxico, de manera que a veces genera una gran humareda pero para cuando llegan los servicios de emergencia, ya hace tiempo que se han ido, de manera que no se ha identificado a nadie. “Por suerte, queda muy poco que quemar allí”, señalan. Es por eso que la antigua nave no se ha convertido ya en pasto de las llamas, aunque el presidente de la asociación de vecinos Oza-A Gaiteira–Os Castros, Paulo Sexto, lamenta que las cosas hayan llegado a este punto. “Toda la zona se ha degradado mucho y perjudica la convivencia”, asegura. 
Consideran que lo que hay que hacer con los grafiteros es ofrecerles un mural donde puedan desarrollar su arte urbano, mientras que los okupas deberían recibir ayuda social. En cuanto al barrio, Sexto reclama que los vecinos recuperen la zona del litoral de Oza.

El edificio de Varaderos de La Coruña degenera en un foco de delincuencia

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