Una docena de perros se pierde a lo largo de una semana en la ciudad

Una docena de perros se pierde a 
lo largo de una semana en la ciudad
Nacho Arbizu tiene perros desde hace 35 años patricia g. fraga

Hasta diez o doce casos de mascotas perdidas saltan cada semana al grupo de facebook de Perros perdidos en La Coruña, el primero de esta naturaleza que se agregó a la red social hace ahora seis años y el que más adeptos reúne, un total de 9.200 usuarios con un único objetivo: que la agonía de no encontrar al mejor compañero se resuelva lo antes posible. Lo cierto es que el colectivo lo consigue en el 90% de los casos y en una media de una o dos horas.
Cuenta el administrador, Nacho Arbizu, que, aunque lleva tiempo al mando, no deja de sorprenderse cada día ante la generosidad de la gente, que rápidamente organiza búsquedas por la zona a través de WhatsApp y no se detiene hasta dar con ellos. En cuanto salta la alarma, los usuarios se envían misivas y salen a la calle para seguir las pistas aportada por el dueño. Nacho cuenta que la mayoría de las veces, el perro suele quedarse agazapado en algún rincón y que “el principal problema es que los atropellen”.
Además, el experto afirma que la fisionomía del parque tiene mucho que ver en las desapariciones. Vioño es uno de los puntos verdes que más pérdidas suma junto con San Diego. Con 35 años a la espalda al lado de peludos, el especialista asume que la educación es básica para que los canes estén controlados: “Lo primero que hay que enseñarles es que estén quietos y soltarlos desde cachorros para que se sociabilicen con otros”. Nacho cree que uno se lo tiene que plantear como un juego, “donde tú eres el más cabezón”. Con paciencia, las mascotas aprenden quién es el capitán, algo que los propietarios van asimilando poco a poco, según el coruñés.
Por otra parte, están los que todavía no le ponen microchips a los ejemplares o registran un teléfono en desuso. También se dan casos de robos de perros para amaestrar a otros y que sean una especie de sparring.
En este sentido, Arbizu señala que las sustracciones son de razas no muy agresivas que les sirven para enseñar a los suyos a pelear. En todo caso, la conciencia sobre el cuidado de los bichos ha crecido: “La gente se preocupa, los limpia y educa”. Al margen de los sustos que gestionan en compañía, el grupo ha servido para que muchos de los rastreadores sean hoy amigos que organizan excursiones de fin de semana a Manzaneda o se van todos a Bens para que ellos y sus perros sean un poquito más libres.

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