El disco que nació de la terapia personal y creó a una “folctrónica”

Con un sencillo y veraniego vestido negro. Así se presentó ayer Diana Navarro en la tienda FNAC de la plaza de Lugo. La cantante marca distancia exterior con su yo que fue musa de la nueva copla y zarzuela. Pero la influencia de los clásicos sigue dentro. Con toda esta mezcla y en virtud de un proceso de crecimiento muy meditado y muy necesario para su vida personal, Diana Navarro presentó ante el público coruñés el nuevo sonido de su “Resiliencia”.
“Este disco es fruto de una necesidad de descubrimiento. Sentía que no me quería a mí misma, así que tuve que dar un paso adelante. Gracias al crecimiento personal y mediante técnicas de la psicología conseguí dar lugar a un proceso de maduración emocional gracias al que han nacido estas trece joyas”, asegura la artista.
La malagueña se ha soltado la melena y ha abrazado una libertad creativa que le ha permitido crear “Resiliencia”, un disco con tendencia a la catarsis que, como su propio nombre indica, demuestra la capacidad de adaptación de Diana Navarro frente agentes externos o perturbadores. “Como una goma que se estira pero no se rompe”, dice ella.
El nuevo sonido de la cantante andaluza mantiene un poso clásico de lo que fue su explosión en 2005 de la mano de la copla, el flamenco y la zarzuela, pero ahora tiene otro toque. “Soy una folctrónica”, se define Diana Navarro. “No dejo atrás el sonido más clásico. Simplemente hay una necesidad de evolucionar y de crecer. Sigo cantando al desamor y a la denuncia, pero ahora lo hago de una manera más trabajada”, explica.
El primer gran avance de esta nueva etapa es “Ni siquiera nos quedó París”, una canción que ha sido recibida con una gran acogida y buenas críticas. “Estoy muy ilusionada. Tengo un público bastante sincero, que o me dice que le gusta o si no le gusta. O no dicen nada. Y en este caso me dice que sí. Han entendido esta necesidad de transformación que planteaba”, cuenta esta “folctrónica” de nuevo cuño que también aprovechó su estancia en A Coruña para “comer muy bien”, algo que como experta sibarita ya demostró en el programa de Televisión Española “Masterchef”.
La última vez que estuvo en A Coruña era otra persona. Con otro sonido. En esta ocasión los coruñeses se encontraron a la nueva Diana, más “folctrónica” y con menos bata de cola. Con un sonido de “esperanza y positividad”, una especie de neocopla unida a la música electrónica. Un paso adelante de una persona con una voz que sale de las entrañas y que lleva a volar incluso desde el más sencillo de los trajes. n