Desarticular el contrabando en Santa Lucía requirió meses de vigilancia

Desarticular el contrabando en Santa Lucía requirió meses de vigilancia
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El mercado de Santa Lucía tiene cierta reputación en lo que se refiere al tabaco de contrabando después de que en los últimos dos años los agentes de Vigilancia Aduanera realizaran 13 decomisos a una sola tienda. Pero aun así, la “operación Pentágono” cosechó una cantidad inesperadamente alta de cajetillas: un total de 40.000, valoradas en 120.000 euros, además de 15 toneladas de ropa falsificada y complementos. La operación, que culminó con una docena de detenciones, siete de ellas en A Coruña, ha requerido meses de trabajo (se inició en 2013) por parte de los agentes de Aduanas: seguimientos, pinchazos telefónicos, fotografías... Que asemejan esta investigación a las que rodean las grandes operaciones por narcotráfico.
La labor policial empezó con múltiples decomisos de tabaco, que permitieron descubrir la red que utilizaba mercados municipales, no solo el de Santa Lucía, sino también el de A Pedra, en Vigo, y otros establecimientos minoristas. El género provenía de Andorra y Gibraltar, del que se abastecía un grupo contrabandista rumano radicado en la provincia de Lugo, pero la mayor parte del género provenía del Principado.
Se almacenaba y distribuía en Galicia a través de diversos puntos de venta al por menor, y muy especialmente de mercados municipales como el de Santa Lucía y el de A Pedra y para la distribución del tabaco, los contrabandistas mantenían contactos con una serie de intermediarios que se encargaban de surtir de mercancía a los minoristas, que vendían el tabaco a los consumidores finales.

grupo organizado
La organización estaba formada por contrabandistas experimentados que tomaban todo tipo de precauciones. Por ejemplo, tenían organizado un sistema por el que la mercancía se depositaba en garajes y trasteros convenidos. Cliente y suministrador nunca se encontraban: el primero pasaba a recoger la mercancía cuando le avisaban y lo abría con las llaves que le facilitaban.
Por eso, cuando los investigadores interceptaron a un suministrador, llevaba encima al menos seis mandos a distancia y varios juegos de llaves con etiquetas que indicaban la puerta que abría cada una de ellas. Otra precaución que tomaban los proveedores era utilizar vehículos de terceros o de alquiler.
En cuanto a la ropa, se sospecha que con este importante volumen de ropa falsificada, se estaría surtiendo el mercado de ropa falsificada de gran parte de Galicia, causando un daño económico muy relevante a los comerciantes legales que venden ropa con marca legítima aunque los abogados de los detenidos afirman que se trataban de burdas copias que no engañaban a nadie y que sus compradores potenciales no pueden acceder a ropa de marca. Algo parecido alegan en cuanto al tabaco: que todos los que acudían a Santa Lucía sabían que era de contrabando. La investigación, que continúa abierta, ha sido dirigida por el Juzgado de instrucción nº. 1 de Lugo.

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