Las denuncias por ruidos debidos a fiestas domésticas crecen un 33%

Las denuncias por ruidos debidos  a fiestas domésticas crecen un 33%

En general, no hay lugar en el que se goce de más libertad que el propio hogar, sobre todo si se vive solo. Pero como se suele decir, la libertad de un ciudadano, acaba donde empiezan la de los demás, y es un error pensar que las paredes y puertas son las fronteras de una república independiente, como pudieron comprobar los más de 200 residentes que durante el año pasado recibieron la visita de los agentes de la Policía Local, alertados por unos molestos vecinos, y que acabaron recibiendo una sanción por vulnerar las ordenanzas municipales sobre contaminación acústica. Eso supone un aumento de cerca del 33% con respecto al año pasado. 
El fenómeno de las fiestas en pisos particulares se comenzó a notar hace varios años, y está relacionado con una forma de ocio más económica, en la que se retrasa el momento de salir a la calle y se prolonga la fiesta en la casa, acompañada de música y alcohol, hasta bien entrada la madrugada. Por supuesto, estas incidencias se concentran en las noches de fin de semana, en las que a veces los agentes municipales tienen que acudir a varios puntos de la ciudad, como la noche del 22 de mayo, cuando en el lapso de quince minutos, tres patrullas acudieron a otros tantos domicilios. 
Normalmente, en esta clase de eventos se forman grupos nutridos, lo que explica por qué se genera tanto ruido. Por ejemplo, en una de las últimas actuaciones de la Policía Local, el fin de semana pasado, los agentes descubrieron a 20 personas en un piso de la calle del Orzán. Eran las cuatro de la madrugada pasadas. 
En ocasiones, los agentes no consiguen que nadie les abra la puerta cuando llaman, pero eso no significa que los infractores se libren de la consabida multa. Eso es lo que ocurrió en a las 03.19 horas del 25 de mayo, en un domicilio de la calle de San Andrés.  Un vecino había llamado quejándose del volumen de la música, que le impedía dormir. Cuando llegaron los agentes, no pudieron sino darle la razón: la fiesta atronaba por toda la comunidad. Quizá por eso no consiguieron que nadie les abriese, por lo que la denuncia se tramitó por correo dirigido al propietario.
Una diferencia importante entre las denuncias por infracciones a la ordenanza municipal de ruidos que se aplican a particulares y los que reciben los titulares de los establecimientos es que en estos casos, la Policía Local tiene que hacer una medición mediante sonómetros para asegurarse de que realmente traspasan el nivel de decibelios permitido a un local de sus características, mientras que en el caso de los particulares, no.
  Este tipo de incidentes tiene lugar durante todo el año, aunque es más habitual en enero, fecha en la que las reuniones de amigos son obligadas y las cenas se prolongan hasta la madrugada. Le siguen marzo y abril mientras que los meses de verano, las fiestas parecen abandonar las casas y salen a la calle.

Las denuncias por ruidos debidos a fiestas domésticas crecen un 33%

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