Del “repuesto” militar al regalo de Milanés

Del “repuesto” militar al regalo de Milanés
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Militares, curas, famosos, gente de la calle y “fashion victims”... De todo ha pasado por la sombrerería Dandy de la calle de San Andrés en sus 80 años de historia pero nada servirá para evitar un cierre anunciado en internet a bombo y platillo. La propietaria, mujer del último dueño de la familia Piñón, Benigna Freire, se jubila y las circunstancias personales y la crisis no invitan a que su hija Fernanda Piñón continúe con el negocio. Sin embargo, el cierre no será inmediato y los clientes ya están apurando las compras surtiéndose de sombreros de calidad para los próximos cinco años mínimo...

Un año. Es el plazo que se dan las responsables de la tienda para liquidar toda la mercancía que guardan unas estanterías que llevan 80 años en pie. Lamentablemente, y al ritmo vertiginoso que van las compras parece que esta parte de la historia de la ciudad quedará muda mucho antes. Ayer mismo era difícil encontrar un rato para hablar con ellas dada la gran afluencia de clientes que se registró durante todo el día: hubo quién a primerísima hora de la mañana ya había comprado cuatro sombreros para “calentarse” la cabeza en los próximos años.

 

Sin ganas > A estas alturas, y con hasta el 60% de descuentos, incluso da igual que la talla de sombrero no sea la de uno: un toque de horma y listo. “Ojalá todos los clientes sean como este”, comentaba Fernanda tras el cobro de rigor. Pero el ritmo al que se despereza la caja registradora no resulta tan positivo como les gustaría. Son días tristes porque han sido muchos años de lucha de tres generaciones por sacar adelante el negocio que ahora dice adiós por la jubilación, por la vida y, para que negarlo: “Porque no hay ganas” de seguir con esta crisis.

La sombrerería Dandy ya es una parte de la historia de muchos coruñeses y de la propia ciudad. “La mayor parte de los clientes son de mediana edad pero como los sombreros se han vuelto a poner de modo en los últimos años también hay gente joven”, explica Fernanda Piñón.

Eso es ahora porque, haciendo memoria, la hija de los últimos propietarios recuerda que la cantante Marta Sánchez pasó por allí para comprar “una camiseta interior Abanderado” con su madre, o que Nancho Novo también se dejó caer por el céntrico local. Ni siquiera el diseñador Antonio Pernas se lo piensa a la hora de comprar sus boinas y es fiel, al menos lo era hasta ahora que cerrarán, a la sombrerería coruñesa. “Una vez se llevaron un sombrero de Panamá como regalo para Pablo Milanés; tenía una cabeza muy grande, eso lo recuerdo”, cuenta Fernanda entre risas.

Su madre, Benigna, es de menos palabras pero hace un alto en sus atenciones constantes a los clientes para echar la vista atrás, a cuando convivían con la sombrerería Gala y a cuando cerró, “hace 15 años”, la fábrica de boinas.

 Sabina y Gran Hermano >No fueron aquellos tiempos los mejores. Cuando aún existía el servicio militar sí que eran buenos... Se vendían tricornios, chapiris de la Legión y viseras militares de todo tipo. “Como los que hacían la mili tenían que devolver todo el uniforme que les daban y lo perdían o se lo robaban venían a pedir unas botas, un uniforme... y les daba igual la talla”, comenta Fernanda, mientras repasa mentalmente las distintas modas que ha vivido el negocio.

Para sorpresa de muchos a la par de los bombines de Sabina y las tendencias en moda para cabeza que marca la cadena Inditex estuvieron los “gorros de algodón cutre que puso de moda Gran Hermano”. Los precios máximos rondaban los 100 euros pero hoy son ya mucho más baratos porque la sombrerería se despide para siempre.

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