Decenas de puntos negros amenazan la integridad de los ciclistas en la ciudad

Decenas de puntos negros amenazan la integridad de los ciclistas en la ciudad
la rotonda de cuatro caminos es un punto negro javier alborã©s

El Paseo Marítimo volverá a estar en obras para mejorar el carril bici pero, pese a ello, distintos colectivos de ciclistas denuncian la existencia de decenas de puntos negros por toda la ciudad. La falta de control sobre los usuarios del propio carril, los raíles en desuso del tranvía o el firme son algunas de las principales quejas de unos deportistas que van en aumento pero que muchas veces salen de casa con el riesgo de volver lesionados.
Las bicicletas están en las calles pero, junto al peatón, siguen siendo el eslabón más débil del tráfico. Uno de los más críticos con la falta de planificación de infraestructuras que permitan circular en este medio de transporte es el Club Ciclista Riazor, que de hecho suele hacer marchas por carretera en vez de escoger la ciudad para sus rutas.  “Lo peor es el estado del pavimento, del firme, en todos los barrios”, afirman, señalando directamente tanto a baches como a las tapas de alcantarilla elevadas. “Los raíles del paseo también son un peligro, incluso para las bicis de montaña que tienen las ruedas más anchas”, insisten, porque quedar enganchado supone una caída segura.
Ante esta problemática muchos piensan en las aceras pero tampoco son una opción porque, afirman, es más probable tener un accidente con un peatón que con un vehículo a motor. Así lo dice también, Francisco García, uno de los socios de la empresa Velo aí vai, que se dedica a enseñar conducción segura.

cruces, arcenes y listones
Para García las rotondas son otro de los grandes riesgos con la que tienen que lidiar los deportistas porque “en xeral son moi complicadas para facer en bicicleta”. Él y sus compañeros señalan de forma particular a la glorieta de Cuatro Caminos “porque semella unha rotonda normal pero nalgúns cruces ten semáforos”.
Otros aficionados, como los coruñeses Héctor Pena y José Taboada, hablan de los problemas que se encuentran cuando quieren moverse por Mesoiro Viejo “porque no hay ningún arcén y en la zona de Feáns hay tapas de sumideros  abiertas”. Las rotondas, para los particulares, vuelven a ser una de las fijaciones contra las que luchar.
Tanto para el club ciclista como para la empresa y otros particulares es complejo dejar de enumerar puntos negros, pero otro que molesta especialmente se encuentra en el entorno de la Torre de Hércules. Si bien hay unas pistas de tierra por las que suelen pasear, hay determinadas zonas con listores de madera que –en época de lluvias– provocan patinazos y caídas que acaban en heridas de consideración.
“A cidade ten o tamaño ideal para moverse así porque nin sequera hai costas empinadas pero  o problema é que non está preparada para que a xente ande en bicicleta de forma segura a diario”, resume García, que opina que los conductores no respetan a los que circulan sobre las dos ruedas. Sin embargo, alude al incremento del servicio municipal de alquiler de este medio de transporte para recordar que “os coruñeses queren ir en bici pero non o fan porque non se atreven tal e como está o tráfico”.
El carril-bici del Paseo transmite pánico por otra razón: todos se quejan de que peatones, animales con correa o viandantes con carritos de bebé tomen esa zona reservada sin que las autoridades los aperciban.

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