Un cuarto de siglo de cultivo personal en el templo

Un cuarto de siglo de cultivo personal en el templo
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El escritor Dan Brown ha hecho mucho daño a la masonería. Así lo afirman los miembros de la Logia Renacimiento de A Coruña, que este año cumple su 25 aniversario con los ritos intactos y ganas de sacudirse del hombro las leyendas que pesan sobre esta hermandad. La central española de los masones trabaja ya para abrirse un poco más a la sociedad y derribar los muros del secretismo de antaño.
En la ciudad lo consideran necesario y bromean con la idea de que no practican sacrificios como han hecho creer al público la literatura y el cine. Eso sí, tampoco se trata de hacer apología y abrir de par en par las puertas. Los 21 miembros que dan vida a Renacimiento simplemente quieren que no se les mire con miedo por desconocimiento. Este año incluso promovieron una conferencia analizando los pasos que dio esta asociación universal racionalista y filantrópica en Galicia.
De la historia coruñesa sabe el Venerable Maestro –el cargo principal–, Antonio de la Iglesia, que destaca que los orígenes no fueron fáciles. A Coruña tuvo un romance con los ritos antes del franquismo, pero hubo de esconderse hasta que se acabó la dictadura. Aún así, hoy se cumplen unos 25 años en los que han tenido que levantar y abatir columnas en varias ocasiones. 
“Levantar es cuando se crea una logia y abatir es cuando se cierra porque hay que tener un número mínimo de miembros”, comenta De la Iglesia, que se inició en este mundo del cultivo y “el perfeccionamiento personal” en Canarias. Allí los masones no se ven como en la tierra de la desconfianza. Su trabajo en favor de la sociedad es mucho más tangible.  
De momento, con una capacidad reducida no promueven demasiados actos de forma conjunta, pero detrás de numerosos eventos solidarios hay algún masón en la sombra.
En Galicia comparten protagonismo con la de Vigo y los dos grupos de Santiago, pero ninguna logia es mixta o de mujeres aunque sí podría surgir algún nuevo colectivo. En Renacimiento están abiertos a nuevas incorporaciones masculinas pero siempre teniendo en cuenta que las pruebas de acceso son duras.
Cuentan algunos miembros que no tienen cabida los extremistas, los racistas, los xenófobos... porque los mensajes que promueven son los de “libertad de conciencia, igualdad y fraternidad” sea cual sea la condición humana. 
Por algo el grupo está más centrado en el crecimiento personal con el trabajo en el templo. Este lugar, en el que se respeta toda la simbología de la hermandad, no ayuda a eliminar tópicos por su espectacularidad. Pese a ello, De la Iglesia destaca que –más allá de los corsés de la ceremonia y la terminología y acciones simbólicas– se dedican a tratar temas “filosóficos o de actualidad” y a plantear asuntos de estudio para debatir. A través de la conversación desaparece la ira y la mente se abre sin obstáculos al aprendizaje.

Un cuarto de siglo de cultivo personal en el templo

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