Cuando el diablo se viste a la moda

Cuando el diablo se viste a la moda

El protagonista de “Mi demonio y yo” (Ediciones Atlantis) tiene 23 años y trabaja de comercial cuando se topa con Satanás en medio de la rutina. El del subsuelo sube a la superficie para hacerlo su esclavo y apretarle o estirarle las clavijas según lo que toque. Una especie de tira y afloja con la que el malo es capaz de crear una relación de dependencia tal en el hombre que el que vende productos y porta maletín se somete totalmente a su poder. Tanto que en cuanto trata de escapar de su radio de acción, el demonio lanza un nuevo órdago en su vida. La que parecía tranquila y sin azúcar.

El autor presenta mañana, a las 20.00 horas, su novela en el hotel Eurostars Ciudad de La Coruña

Adrián Liberatori se inspiró en los clásicos como Fausto o en el mismo Aladin, incapaz de despegarse de su lámpara, para sacar a la palestra un nuevo idilio y añadirle una moraleja. La de que todo tiene un precio y nada es gratuito. El autor presentará mañana, a partir de las 20.00 horas, el resultado de todo esto en el hotel Eurostars Ciudad de La Coruña.

Para reforzar su mensaje, Adrián no quiso situar la historia en un escenario concreto ni en una época determinada. Todo lo que describe podría estar pasando en cualquier parte del planeta y precisamente porque no constan referencias espacio-temporales, “Mi demonio y yo” rompe con lo que pulula por el mercado. Acostumbrados a que este tipo de historias se remonten a un pasado más bien lejano y próximo al medievo, el primer libro del escritor choca.

Después está el diablo, que aparece en medio de los sueños o a través de un personaje secundario como David. Sin embargo, conforme el lector va pasando páginas el demonio compra parcela en la cabeza del protagonista. Y contrata tarifa plana.

Él se encargará así de obligar al joven a conseguir nueva clientela para poblar el infierno de almas inmundas. Para ello, Satanás divide las tinieblas en dos. En una parte de allí abajo, el diablo se lleva a sus colegas y todo es fiesta. Las llamaradas no queman. En el otro, Belcebú castiga a los que le han rechazado. El fuego aquí sí que quema.

 Mundo actual > El resto del relato, comenta Adrián, se remite a lo terrenal. Sin más datos que la contemporaneidad de los acontecimientos en un mundo en el que la desesperación humana provoca la caída: “A veces ocurre que tratas de solucionar tu vida y acudes a todo tipo de cosas para vencer una enfermedad o un problema”, dice el autor. De ahí que la publicación irradie mucha soledad, la del personaje principal que se rinde a los pies del que usa tridente como cualquier otro inicia un negocio o un trato con una tercera persona del que ya no puede huir.

Adrián tardó dos años en darle forma al argumento. Hasta el punto que por momentos el diablo también vivía en su cabeza junto a su víctima. Después de ponerle tapas a su creación, el argentino residente en la ciudad prepara una segunda entrega, en la que se irá hasta los orígenes del demonio y explicará por qué se convierte en mal bicho.

Cuando el diablo se viste a la moda

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