A Coruña vuelve al nivel verde en tierra tras casi dos meses de alertas

A Coruña vuelve al nivel verde en tierra tras casi dos meses de alertas
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La oleada aparentemente interminable de temporales, borrascas y ciclogénesis explosivas terminó ayer de forma oficial por lo menos en tierra. El centro de atención de emergencias 112 prefiere denominarlo “finalización do episodio de fenómenos meteorológicos adversos” pero, de cualquier manera, lo que significa es que el nivel de alerta pasa de naranja a verde por primera vez en casi dos meses cuando comenzó la ola de temporales que obligó a mantener cerrados parques y playas al público y dejó un rastro de destrucción en el Paseo Marítimo y numerosos daños en tejados y fachadas.
El portavoz en Galicia de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), Francisco Infante, asegura que es poco probable que se vuelva a la situación anterior: “Ahora ya no hay alerta en tierra, aunque ese mantenga la inestabilidad en el mar”. De hecho, hay una alerta naranja a primera hora de hoy, pero de cota muy baja, con olas de apenas de cuatro o cinco metros. Aunque eso, sí, Infante advierte de que “seguiremos teniendo lluvia y frío, pero de una forma normal, como cualquier invierno”.
Pero de momento el tiempo mejora y algunos lo celebraron bajando a la playa, que por primera vez en muchas semanas no estaba  cerrada al público, aunque algunos puntos de la de Riazor exhibían todavía el precinto de Protección Civil.  Pero nadie lo celebra más que los bomberos, policías y voluntarios de Protección Civil puede por fin descansar no solo de los largos turnos de vigilancia en el Paseo Marítimo sino también de los cientos de incidentes que provocaron las olas y, sobre todo el viento. Por ejemplo: la ciclogénesis “Dirk”, que llegó a la ciudad en Nochebuena, obligó a salir a los bomberos en cerca de ocasiones y causó daños en edificios tan emblemáticos como el palacio municipal de María Pita, por donde entró a través de un tragaluz, o en la iglesia de Santiago, el templo más antiguo de la ciudad, sobre cuyo tejado se desplomó una enorme palmera.
“Nadja”, que llegó con el mes de febrero, destrozó gran parte del Paseo Marítimo a la altura de Riazor y en Veramar, derribando parte de la balaustrada, una labor que fue rematada tres días después por Petra, que causó 70 incidentes entre caídas de tejas, farolas y carteles. El último temporal, “Ulla”, volvió a causar más daños por viento, obligando a actuar a los bomberos hasta en 50 ocasiones. En total, se vivieron ocho jornadas bajo la alerta roja y casi 40 bajo la naranja.

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De hecho, los bomberos tuvieron que acudir ayer de nuevo a una incidencia por el temporal. Se trataba de retirar unas chapas del tejado del Estadio de Riazor, que también ha sufrido los embates de los temporales en su tejado, de manera que parte de los espectadores que acudan a contemplar al encuentro que se disputará hoy con el Gijón no contarán con un techo sobre sus cabezas.  
Y es que los constantes temporales no solo han provocado daños, sino que han impedido que se reparen porque los operarios no podían trabajar bajo el viento y la lluvia. n

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