“En A Coruña me dejo mucho corazón y una casa abierta que no vendo ni alquilo”

“En A Coruña me dejo mucho corazón y una casa abierta que no vendo ni alquilo”
vã­ctor pablo pã©rez se irã¡ el viernes con una osg acompaã±ada por ainhoa arteta quintana

De los 20 años se queda con un viaje a Viena envuelto con música de Wagner, en concreto, de su tetralogía y artistas como Zimerman desfilando por su memoria.

¿Cómo afronta su despedida?
Con mucha ilusión. Los de María Pita son los programas más atractivos y populares de los que se han hecho en la historia de estos conciertos. Donde contamos con Carlos Núñez y Ainhoa Arteta. Mi despedida no deja de ser un ejemplo de lo que he pretendido, que fue abrir la OSG a toda la ciudad. Que la pudieran gozar todas las personas. No solo los melómanos.

¿Esto se ha conseguido?
Se ha conseguido no solo con el público melómano, que está muy orgulloso de la OSG, sino también con el público en general. Es uno de los emblemas de la ciudad. Algo así como la Torre.

¿Qué ofrecerán en María Pita?
Con Carlos Núñez repetiremos el programa del Palacio de la Ópera y con Ainhoa, el concierto será un avance del de San Sebastián con la sinfonía incompleta de Bruckner. En concreto, interpretaremos el segundo movimiento que es el más brillante y las cuatro últimas canciones de Strauss, que también son póstumas. Por otra parte, avanzaremos el primer movimiento de la Segunda Sinfonía de Mahler. Este programa de Donosti viene dado porque se está haciendo el ciclo completo del compositor y para celebrar la reconstrucción de la ciudad después del incendio de hace 200 años. Acabaremos con el “Aita Gurea” (Padre Nuestro) en euskera, del Padre Madina.

¿Cómo deja a la OSG? ¿En primera y en Champions?
Sí, es la orquesta más sostenible y versátil del país. Hace óperas, conciertos, giras, discos... Sostenible porque hay otra también muy buena que es la de Valencia, pero se encuentra en un momento económico terrible y la OSG se ha ido construyendo poco a poco para configurarse como una institución arraigada en la gente.

¿Cree que muchos de los que están en la Joven acabarán como titulares de la OSG?
Muchos de ellos sí, otros serán titulares en otras orquestas. No todos van a tener cabida pero el día de mañana habrá críos que llevarán toda la vida en la OSG.

¿Será algo así como La Masía?
Sí, o el Orfeón Donostiarra. Serán chavales con un modo específico y una personalidad propia porque más que una orquesta, la OSG será una forma de vida.

¿Tiene la sensación de estar jugando tiempo de prórroga?
No, para nada. Desde que llegué hasta hoy, estoy al 100%. Me está ocurriendo con la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. En julio le hice audiciones a más de mil personas.
¿De qué personalidad ha dotado a la orquesta?
Lo que más me dicen es que cuando la dirijo, la OSG tiene un sonido propio, una fuerte personalidad. Lorin Maazel dijo que era una muy buena orquesta europea.

¿Y ella a usted en qué le ha hecho crecer?
Me ha dado experiencia y mucho repertorio en el que profundizar, además de la posibilidad de seguir madurando. Eso es impagable. Es como si tocas un piano chino o un Steinway.

Dijo a la llegada de Dima Slobodeniouk que era importante que sintiera el proyecto en su conjunto. ¿Cree que lo hará?
De momento, solo se ha presentado, pero es necesario que la sienta como suya, no solo en los conciertos, que se dé cuenta que hay una gran orquesta a la que proteger con otras dos orquestas más y sus tres coros y que si hay una butaca vacía hay que sufrir y buscar la forma para llenarla.

¿Qué se deja en la ciudad?
Me dejo mucho corazón y una casa abierta que no vendo ni alquilo, además del cariño de mucha gente, que han hecho sentirme como un coruñés más.

¿Siente ya un vacío?
Son sensaciones contradictorias. Por una parte es una tristeza grande porque dejo 20 años de mi vida, pero por otro lado es una liberación de responsabilidad. De estar pendiente de los cambios políticos y de gerentes, que hubo cinco o seis, de los problemas cuando Caixa Galicia dejó de ser una importante fuente de financiación. También recuerdo cuando la Diputación de Lendoiro retiró la subvención y de cómo Francisco Vázquez movilizó a las empresas para paliar la retirada de ayudas. Después vino la lucha con la Xunta para que entrara en el Consorcio. Me acuerdo de unas declaraciones  que hice en una jornada de reflexión sobre el asunto. Provocaron un pequeño terremoto, pero felizmente la Xunta entró en los últimos días de Fraga.

¿Qué retos se plantea en Madrid?
Hay muchos, pero en una ciudad como Madrid es más difícil sacar la cabeza. La idea es que llegue a toda la ciudad, que los madrileños digan: Esta es mi orquesta. 

“En A Coruña me dejo mucho corazón y una casa abierta que no vendo ni alquilo”

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