Continúan acampados los indigentes que se sumaron al movimiento 15M

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  marta garcía márquez > A Coruña

  Su parcela cada vez ocupa menos metros cuadrados sobre el adoquín pero lo cierto es que un grupo de indigentes se resiste a abandonar el campamento que en un principio se asentó para revelarse contra las normas de un sistema que, según los indignados, era de todo menos democrático.
Ante la negativa de abandonar la zona centro por las buenas, el Ayuntamiento se plantea ahora reubicar a cada uno de los sin techo a través de la concejalía de Servicios Sociales, una decisión que está provocando reacciones por parte de los ciudadanos.
Tomando la temperatura de la calle, la mayoría cree que las personas marginales han emborronado la imagen de los que salieron a la calle pocos días antes de las elecciones para mostrar su descontento. Sin embargo, José Gonzalo Merino opina que a los espontáneos se unieron colectivos antisistema, indigentes y grupos de extrema derecha e izquierda –dependiendo del sitio–, que hiceron que el fenómeno perdiera fuerza y que cada uno fuera por su cuenta. El hecho de que no existieran unas normas base para todos ni que ningún líder se pusiera al frente del fenómeno provocó que el 15M quedara en nada: “No se aprovechó como ocurrió con lo del mayo del 68”.
Entre los jóvenes, los hay que no se identifican con los que instalaron su tienda de campaña a un paso de Méndez Núñez. Ramón Casal veía como muchos de los que se decían llamar “indignados” les hacían burla a los que iban a trabajar cuando ellos no tenían la culpa de nada y cree que no hicieron más que ensuciar la iniciativa de los que realmente lucharon para cambiar las cosas, de aquellas primeras manifestaciones donde se podían ver a estudiantes y personas mayores unidas.
Ramón Casal aseguraba que la acampada despedía mal olor y que no eran precisamente representativos de lo que nació de forma espontánea sobre el asfalto. De todas formas, opina que deberían buscarles una solución a los sin techo y que la situación no se iba a arreglar con un simple desalojo. Aboga porque las instituciones tienen que disponer de los recursos necesarios para evitar tanta marginación en la ciudad.
Son muchos los que recuerdan las concentraciones y la Puerta del Sol repleta de personas de todas las clases movilizadas ante la hipocresía de la clase política. Defienden el 15M y lamentan que todo lo que germinó de forma natural tendría que haberse aprovechado mejor. Había potencial suficiente, decía una señora, para crear algo nuevo.
Sin embargo, aunque algunos piensan que volverá a brotar con nuevas convocatorias por internet, los más aseguran que la gente se quemó y que mucha culpa la tuvieron los añadidos que no hicieron más que estropear algo que dejó boquiabierto a medio mundo. Todo por pasar una estancia gratis en el centro de la ciudad.


 

Continúan acampados los indigentes que se sumaron al movimiento 15M

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