Condenado a dos años y medio de prisión por acosar a su exnovia con 900 llamadas

a.b. > a coruña
  Cerca de 900 llamadas de teléfono en menos de dos meses son el ejemplo que la jueza de penal 4 incluye en su sentencia para ilustrar el acoso al que se vio sometida una mujer por parte del que había sido su compañero sentimental. Las coacciones que sufrió la denunciante tras la ruptura sentimental, a principios del año pasado, le han costado a su expareja una condena de dos años y siete meses de prisión, y que además incluye la prohibición de acercarse o comunicarse con ella durante los próximos cinco años.
La pena sanciona el comportamiento desplegado desde febrero de 2010 y durante los tres meses siguientes, hasta que la víctima denunció la “infinidad” de llamadas y mensajes que recibía y las amenazas de muerte que acompañaban algunos de ellos y obtuvo una orden de alejamiento.
Según se puede leer en la sentencia recientemente dictada, entre los meses de marzo y abril, su teléfono recibió hasta 890 llamadas de su excompañero, algunas de efectuadas a altas horas de la madrugada y, en ocasiones, con tal insistencia que superaban el centenar en una sola jornada.  

Presión > Esa fue, según admite la magistrada, la “mayor presión” a la que se vio sometida la víctima, que la mayor parte de las veces no respondía al teléfono. Pero no la única. En la resolución queda recogido un incidente previo, que también fue objeto de denuncia. Sucedió a mediados de marzo, cuando el acusado se presentó en el lugar de trabajo de su expareja y se entrevistó con su jefa, para pedir que despidiese a la que había sido su novia, aduciendo que “era una ladrona” y admitiendo que “quería joderle la vida”.
El tema económico está, al menos como excusa, detrás de muchas de las llamadas y mensajes, pero la resolución interpreta que el procesado “no aceptó la ruptura y con el pretexto de solicitarle la devolución de una cantidad de dinero comenzó a desplegar una conducta persistente y obstinada para molestarla”.

Deuda > A este respecto, la jueza no acepta las explicaciones que el hombre dio durante la vista para justificar su insistencia telefónica. Él admitió que llamó “bastantes veces” para pedirle “que le devolviera el dinero”, pero tanto el “contenido” de las comunicaciones –en ocasiones amenazante– como su “intensidad” llevan a la jueza a concluir que la finalidad era conseguir reanudar la relación sentimental.
Lo que logró con su conducta, establece la sentencia, fue someter a la denunciante a un estado de “acoso y control que no le permitía sentirse segura”, lo que deriva en la calificación de los hechos como un delito de coacciones, que se ve agravado por la relación sentimental que mantuvieron los dos implicados.
A mayores, la jueza ve en las intimidaciones de alguna de las llamadas un delito de amenazas leves de género, y estima que junto a la pena de cárcel el hombre deberá resarcir a su víctima por la vía civil por el daño moral sufrido, mediante el pago de 2.000 euros.

Condenado a dos años y medio de prisión por acosar a su exnovia con 900 llamadas

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