Condenado a dieciséis años por asesinar a su “camello”

Condenado a dieciséis años por asesinar a su “camello”
el acusado, en la audiencia

Una sola frase ha necesitado un tribunal de la Audiencia para desechar la tesis que durante cuatro años se tuvo por válida sobre la muerte de un traficante fisterrán, cuyo cadáver apareció en 2007 en su propia casa con multitud de golpes y cortes y con un cuchillo clavado en la garganta: “No merece mayor consideración la calificación de muerte voluntaria de la víctima”.

La sentencia que culmina el proceso judicial por aquel deceso es igualmente contundente a la hora de culpar del crimen al hombre que, tras ser detenido en 2011, confesó la autoría y se amparó en la “legítima defensa” para justificarla. Aunque en el juicio, el acusado se desdijo de aquella versión, los magistrados de la sección primera otorgan “mayor crédito” a sus primeras declaraciones que, unidas a otros indicios, les llevan a imponerle 16 años de prisión y 100.000 euros en indemnizaciones por un delito de asesinato y unhurto.

Entienden probado que aquel 1 de febrero de 2007, el procesado acudió a casa de su “camello” a por cocaína, como ya había hecho en otras ocasiones. Dado que tenía amistad con el traficante, permaneció en el domicilio toda la tarde, y así pudo ver las transacciones que este realizaba con otros consumidores. En ese tiempo trató de que el vendedor le pasase más cocaína “fiada”, dado que no tenía más dinero, y sus reiteradas negativas iniciaron la discusión en la que el toxicómano comenzó a atacarle, primero con unas tijeras la pata de una silla para, cuando ya lo tenía en el suelo clavarle varias veces en la garganta un cuchillo de cocina. Según destacan los magistrados, tal fue “lo brutal” de las puñaladas que, con las últimas, el filo se desprendió del mango, “quedando incrustado en la garganta de la víctima”, que murió desangrada tras agonizar durante horas.

 

ensañamiento

A este respecto, el tribunal considera que el asesino actuó con saña, al obrar “con el ánimo de causarle un dolor innecesario” al fallecido, que recibió gran cantidad de cuchilladas y golpes por todo el cuerpo.

Descarta en cambio una condena por robo por violencia, porque aunque el acusado le robó la cartera al fallecido, no hay pruebas de el uso de la fuerza.

 

Condenado a dieciséis años por asesinar a su “camello”

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