Comienzos con una Cámara que vigila cada paso

Comienzos con una Cámara que vigila cada paso
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La vigilancia exhaustiva del ojo del Gran Hermano casi nunca es agradable para el común de la ciudadanía pero a veces una Cámara se convierte en una verdadera amiga a la hora de dar pasos adelante para hacer nacer un proyecto personal. De esta forma, a modo de apoyo, funciona la Cámara de Comercio de A Coruña en el marco de su Plan Integral de Apoyo a la Competitividad del Comercio Minorista y casi todos los que han pasado por delante de su objetivo se muestran contentos con los logros que les ha brindado ese escrutinio inicial.
Es el caso, por ejemplo, de Raquel Martínez, la orgullosa propietaria de la tienda Los postres de Kelly de la calle de Panaderas. Aunque la joven experimentó antes con el mundo del autoempleo, llegó un momento en el que decidió aprovechar los servicios ofertados por la entidad cameral. “Tenía abierto antes pero les pedí su colaboración y estudiaron las fortalezas y las debilidades de mi negocio”, cuenta. 
Casi como un Chicote del comercio, pero sin una mota de polvo de por medio ni una retransmisión en prime time. Según Raquel, le sirvió de mucho que le piropearan aquellas cosas que estaban “bien hechas” pero el despegue fue mayor gracias a los consejos sobre asuntos tan engorrosos como el plan económico. 
Porque aunque el sueño de una sea vender dulces hechos con cariño para eventos especiales o darle la posibilidad de introducirse en la cultura del ‘Hazlo tú mismo’ gastronómica a los coruñeses, las cuentas tienen que estar muy claras. “Antes de abrir me habían asesorado también y luego me fueron guiando paso a paso”, dice. 
La empresaria asegura que muchas de las recomendaciones “ya se están materializando” y otras tantas están en camino. Pues le recalcaron tareas muy necesarias hoy en día pero duras como tener una página web y llevar al día las actualizaciones en las redes sociales.
Por su parte, Alba García la copropietaria del comercio Albany en Rosalía de Castro recuerda que les ayudaron “con el diagnóstico del punto de venta”. Asimismo les dieron “una visión externa de los problemas y las mejoras que se podrían realizar para resultar más atractivas al cliente”. 
Aunque fue “a posteriori”, cuando contactaron con la Cámara, gracias a esa llamada pudo hacer “un curso de posicionamiento online”, algo que le está resultando “muy efectivo”. 
“Sin duda las redes sociales traen más clientela que no tiene tanto tiempo para ir de tiendas, ve algo y se acerca de forma directa”, resume.  
En el caso de Silvia Barcón, su Good Boy se asienta en la avenida de Finisterre a donde llegan mascotas de una zona amplia de A Coruña. Ella fue directa desde antes de abrir la peluquería y tienda para “hacer muchas preguntas y muy diversas”. 
Entre otras cosas, la dirigieron por todos los trámites engorrosos previos a estrenarse como empresaria. Silvia se sintió “acompañada en esos momentos iniciales en los que te sientes perdida”. Aunque se lanzó en una “época dura”, afirma estar “muy contenta” con sus inicios.

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