Comienzan los trabajos previos para el derribo del tapón de Atocha Baja

La tan esperada como polémica reforma de Orillamar y las Atochas está cada vez más cerca de concluirse. Tan solo queda pendiente el derribo del antiguo callejón de Atocha Baja, para el que la empresa contratada por el Ayuntamiento ya ha iniciado los trabajos previos. Así, durante las últimas semanas, los técnicos han visitado a los vecinos de los inmuebles colindantes a las casas que serán derribadas para llevar a cabo el pertinente protocolo de grietas. Fuentes cercanas al proyecto estiman que la propia actuación de derribo se efectuará a partir de mayo y tiene un plazo de ejecución de seis meses. Es por ello que el proyecto podría estar completado a mediados del otoño y con él la reforma de todo el entorno que se inició hace ya una década.
Los trabajos en el callejón comenzarán con la demolición de las casas que están fuera de alineación y por las que el Ayuntamiento llegó a abonar más de medio millón de euros a los propietarios. Una vez terminado el derribo comenzará la segunda parte del proyecto o “humanización del espacio liberado”, con el objetivo de peatonalizarlo y dotarlo de árboles y mobiliario urbano. El presupuesto con el que contará la obra es de 234.624 euros, para el acondicionamiento de todo el área y su integración con el resto de la reformada calle de Orillamar.

Los vecinos valoran
la reforma pero ven otras actuaciones “máis urxentes”

problemas de movilidad
Por su parte, los vecinos han valorado positivamente el inicio de la reforma, dado que se trataba de uno de los últimos tapones urbanísticos que quedaban en la zona. Sin embargo, desde la asociación vecinal Atochas-Monte Alto-Torre consideran que el derribo del callejón de Atocha Baja es una actuación “secundaria”. “É verdade que de cando en vez recibiamos a queixa dalgún veciño para que asfaltaran o caleixón, pero non o vemos como unha das actuacións máis urxentes que se necesitan aquí”, explicaba ayer el presidente de la entidad, Alberte Fernández.
Para el portavoz, el de Atocha Baja es uno de los muchos ejemplos de problemas de accesibilidad que hay en la zona. “Este é un dos barrios que teñen máis impedimentos urbanísticos para as persoas con mobilidade reducida e case non se fai nada ao respecto”, afirmó Fernández.
Por eso la asociación, que también reprocha al gobierno municipal la falta de comunicación con los vecinos, señala que la inversión de Atocha Baja se debería destinar a otras mejoras. “Estamos a recibir moitas queixas polo mantemento dos edificios abandonados e o asfaltado dalgunhas rúas, que si nos parecen actuacións de primera orde”, apuntó Fernández.