El comercio de proximidad y las grandes cadenas han acelerado más que nunca la campaña de rebajas de verano y los empresarios encuentran la explicación a estas prisas con respecto a la época tradicional en una campaña de ventas que califican como inexistente, nula e, incluso, desastrosa. El sector achaca al mal tiempo la falta de consumo del textil y el calzado de primavera y verano y aclara que mucha gente ha tenido que poner los descuentos porque necesita conseguir efectivo para abonar sus propios pagos.
Ni en el centro, ni en puntos que funcionaban tradicionalmente como reclamo comercial, ni en los barrios... Nadie está contento con el desarrollo de la última campaña de ventas y las dificultades de este tipo de negocios siguen muy presentes en el día a día en A Coruña.
“Si no tienes dinero en el bolsillo no te queda más remedio que sacar las rebajas y va a sacarlas todo el mundo”. El presidente de la Asociación Zona Comercial Obelisco, Antonio Amor, se muestra muy claro a la hora de hablar de la tendencia general de haber colocado ya el stock de las tiendas en rebajas o con importantes descuentos, aunque se vistan con otros calificativos.
Tanto en esa zona como el Distrito Picasso, particularmente en el entorno de la plaza de Lugo, se pueden ver escaparates con carteles que ofrecen descuentos del 50 o el 70% del precio original y las cadenas han sido las primeras en unirse a esta estrategia de atracción, aunque normalmente esperasen hasta dos semanas antes de las rebajas de antaño que comenzaban el 1 de julio.
“Las cadenas, en su volumen, también tienen problemas”, reflexiona Amor, que indica que esta dinámica viene dada “porque no ha habido temporada, con este tiempo no se ha vendido nada”.
“Ha sido muy mala época también para la hostelería porque la gente no sale y no gasta pero en el comercio ha resultado fatal; así como en abril parecía que se alegraba el año, en mayo y junio ha sido mala”, incide.
Igual de preocupada está su homóloga en la Asociación de Comerciantes de O Castrillón, Eirís y Monelos (Acocem), Mariló Fernández, que comenta que por más que los “barrios de la periferia hacen ofertas y descuentos todas las semanas” para captar consumidores no lo consiguen.
Desde su punto de vista existe una “parálisis” entre la clientela que ha acabado por provocar “unos meses bastante flojos”. Afirma que en la zona se resienten el textil y el calzado pero la afección también ha llegado a otros sectores como la alimentación o las peluquerías.
“No es que el consumo se haya estancado, es que ha disminuido más, el miedo sigue ahí, la gente no se anima y el tiempo no ayuda”, lamenta. Tanto es así que los negocios que venden textil en el área de influencia de Acocem están sacando la ropa de verano “que acaba de llegar con descuentos y hasta por debajo del precio de coste”. “La campaña está perdida porque por mucho que vendas ya no vas a tener beneficio”, avisa Fernández, que cree que quizá los autónomos deberían pagar sus cuotas al Estado en función de los ingresos que consigan.
Por la presión bancaria
El presidente de la Asociación de Comerciantes Agra-Barcelona, José Manuel Castro, también apunta a los problemas económicos de algunos empresarios para apurar las rebajas aún más que en años anteriores, cuando ya estaba liberalizado el período legal para desarrollarlas.
“Muchos tienen que ponerlas porque a los bancos les da igual que haya llovido y que no haya el movimiento que debería, te vencen las letras y tienen que pagarlas: a eso tienes que hacerle frente aunque se reduzcan los beneficios”, subraya, al tiempo que asume que todas las circunstancias que rodean esta temporada de primavera-verano han hecho que cunda el “desanimo” entre los comerciantes.
Pero advierte de que el poner rebajas “tampoco es la solución” porque crea malestar en aquellos que querían aguantar un poco más y provoca que no se venda a partir del 1 de julio. En cualquier caso tampoco ahora, con tantas ofertas, se está causando un gran efecto llamada. l