El comercio achaca las pocas ventas en rebajas al mal tiempo y la crisis

Tras un mes de rebajas, los representantes del comercio alertan del poco movimiento que registran las tiendas y de los daños colaterales que están sufriendo a causa del mal tiempo que deja las calles desiertas. El presidente de la asociación comercial Área Obelisco, Antonio Amor, asegura que los fuertes vientos son los culpables de que haya más paraguas en las papeleras que personas sobre el adoquín y ante esto “da igual que haya o no rebajas”. Es más, el representante cree que los coruñeses se han olvidado de que se pueden beneficiar de los saldos y solo compran lo básico.
Esto unido a que muchos establecimientos han puesto a la venta productos de nueva temporada hace que los descuentos permanezcan en un segundo plano. Siempre por detrás de la integridad física. Y es que Amor apunta que son muchos los que evitan poner un pie en el asfalto cuando las ráfagas sacuden con fuerza. Esto se confirmaba, dice, en los dos o tres días en los que el sol se asomó tímidamente para despertar el consumo y la alegría entre los vecinos: “Ahí se vio que la gente salió a pasear y picó algo”. Antonio está seguro de que el tren de temporales se ha llevado por delante hasta la afluencia de tráfico en la ciudad: “Salvo horas punta, no hay ni hasta coches”. En su opinión, las tiendas on line juegan con ventaja en semanas como las pasadas: “Habría que preguntarle a Inditex si han subido o no las ventas por internet”.
Por su parte, el presidente de la Federación de Comercio de A Coruña, Miguel Agromayor, confirmaba la ausencia de ruido en los comercios. Apenas se ha notado el paso de los descuentos y ya desde los primeros días se preveía lo que iba a pasar. Esta situación es consecuencia de la liberalización de las rebajas, según el representante, que permite a los comerciantes fijar los saldos cuando mejor le convengan, y del desempleo: “Por muchas promociones que anuncies, si no hay trabajo...”. Ante la indiferencia de los coruñeses, Agromayor cree que los descuentos se volverán a aplicar al final de cada temporada como se hacía antaño para liquidar mercancía.
El problema no está por tanto en los porcentajes que se aplican a los productos rebajados, “más sería igual que tirarlos”, sino en el consumo, que se ha estancado por culpa de la crisis. Sin ingresos, de poco sirven los carteles fluorescentes sobre el cristal de los escaparates.