Los comerciantes de la plaza de Lugo denuncian varias deficiencias graves

Los comerciantes de la plaza de Lugo denuncian varias deficiencias graves

El mercado de la plaza de Lugo cumplió hace unas semanas su décimo aniversario con graves deficiencias en el mantenimiento de la instalación. A pesar de ser una fecha clave porque supuso un salto cualitativo en las medidas de seguridad e higiene en las que trabajaban los placeros, estos exigen que se atiendan sus demandas para reformar los desperfectos de la infraestructura.
Al margen de que las ventas no son las que nadie desearía y no se acercan a las de 2016 ni por casualidad, el colectivo de concesionarios sí culpa al Gobierno local de la situación de abandono en la que se encuentran. 
No solo achaca los desperfectos al Ayuntamiento actual, pero la presidenta de la Asociación de Vendedores del Mercado Eusebio da Guarda, Chelo Parga, recuerda que es este equipo el que debe subsanar los destrozos que se acumulan en este décimo aniversario. 
Hace poco más de diez años el exalcalde Javier Losada estrenaba la instalación –con cuya renovación los comerciantes pudieron regresar desde sus puestos provisionales de la plaza de Pontevedra– asegurando que estaban en “el mejor mercado del mundo” con unos servicios envidiables, algunos a los que ni siquiera se les llegó a permitir el acceso como los vestuarios. Tampoco se ha cedido un espacio de reunión al colectivo y no existen rótulos identificativos del mercado. Parga comenta que de forma habitual recibe “muchas quejas” de los compañeros. 
“La plaza se ha ido deteriorando y no se van renovando ni las cosas que se oxidan”, dice señalando algunas zonas. Las humedades que hay en determinados puntos no se solventan y no se repara el aire acondicionado de la segunda planta a pesar de las constantes peticiones. Los placeros incluso aseguran que la falta de una rampa impide una buena movilidad y se quejan de que varias neveras están estropeadas.
Pero si algo preocupa de manera más seria son las arquetas de desagüe del piso de pescadería pues están en el medio del pasillo y ya se ha producido más de un accidente. La representante destaca que llevan años demandando que se recoloquen. Por si fuera poco, el montacargas que se utiliza para subir el pescado lleva inhabilitado desde el pasado 26 de enero y el concurso que sacó el Ayuntamiento para sustituirlo quedó desierto. 
Hubo que clausurarlo por el riesgo de que se cayese pero la falta de una actuación rápida ha provocado que se descargue en la calle con la consiguiente ocupación de plazas de aparcamiento y quejas vecinales “porque se hace ruido y huele mal”.

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