Los comerciantes de Os Mallos denuncian que sufren una oleada de hurtos desde hace dos meses

Las pequeños robos son el pan de cada día para el pequeño empresario: alguien que entra en el local cuando hay más gente, ojea la mercancía, asegura que solo está mirando cuando se le pregunta si se le puede ayudar y que coge algo al primer descuido y echa a correr. Sin embargo, el presidente de la asociación de comerciantes de Os Mallos, José Salgado, asegura que la situación ha empeorado en su barrio, donde están viviendo una verdadera oleada de robos desde hace dos meses. 
“No sabemos quiénes son”, admite Salgado, que señala que ha recibido numerosas quejas de sus asociados desde que finalizó  el verano. Él tiene constancia de numerosos casos, pero está seguro de que son muchos más los que no han salido todavía a la luz, por la sencilla razón de que los comerciantes cada vez denuncian menos esta clase de delitos lo que, para Salgado, es preocupante. 
“Me parece mal, pero lo entiendo”, comenta el portavoz del sector: “Es que tienes que ir a comisaría, prestar declaración y perder todo el día. Y todo para nada, en muchas ocasiones. Así que la gente prefiere seguir trabajando y no denunciar”. Sin embargo, esta actitud contribuye a generar un clima de impunidad entre los rateros, que comprueban cómo la mayor parte de sus robos son obviados por las autoridades.
En realidad, los hurtos han crecido ligeramente en toda la ciudad. Según las estadísticas del Ministerio de Interior, de enero a septiembre de este año hubo un 2,8% más de pequeños robos que en el mismo período del año anterior, pasando de 2.674 a 2.750, aunque esa estadística solo hace referencia a los robos denunciados. 

perjudicial
A pesar de la escasa cuantía de la mayor parte de estas sustracciones, Salgado destaca lo perjudiciales que son porque “para los pequeños comerciantes, que están tratando de sacar adelante un negocio, que te roben así...”. No es la primera vez que Salgado denuncia una oleada de hurtos en su barrio. En 2013, ya hubo un suceso parecido, pero sobre todo se trataba de tiendas de comestibles, porque se trataba de esa clase de hurtos llamados “por hambre” y muchas de las tiendas asociadas exhiben parte de su género en la calle, como las fruterías. 
Por supuesto, los comerciantes han denunciado la situación a las autoridades, pero no han encontrado una solución satisfactoria. “Nosotros siempre que hablamos con ellos solicitamos presencia policial, pero siempre nos dicen que la hay pero que no está con uniforme; que no siempre están con coches, sino camuflados, y que hay gente de paisano”, explica Salgado. 

de barrio en barrio
La Policía Nacional atribuye la oleada de robos a una banda itinerante. “Dicen que un día están aquí y el otro en otro barrio”, explican los comerciantes. En cuanto la presión policial se hace demasiado fuerte se mudan, abandonando incluso la ciudad para poder actuar en una zona menos vigilada. 
Esta clase de delincuentes suele escoger comercios donde se venda mercancía valiosa pero de escaso tamaño, como pueden ser las perfumerías, y actúa siempre al descuido, normalmente formando parejas, aunque también actúa en tiendas de ropa, buscando artículos de marca, empleando bolsos forrados de papel de plata para burlar los detectores de las entradas. Por el momento, no se ha detenido a nadie de la banda. n

Los comerciantes de Os Mallos denuncian que sufren una oleada de hurtos desde hace dos meses

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