El combate que cambió los planes de Napoleón

El combate que cambió los planes de Napoleón

El pasado mes de julio se cumplió en 210 aniversario del combate naval librado en 1805 en aguas del cabo Finisterre. Apenas tres meses antes del desdichado encuentro de Trafalgar, la escaramuza en aguas gallegas resultó todo un presagio de lo que llegó a ser aquel encuentro en la mar que hizo de la flota naval británica la soberana de los mares de globo terráqueo. 
La escuadra franco española y la inglesa se cruzaron el día 22 de julio a la altura del cabo Finisterre. Al frente de la primera estaba el almirante francés Pierre Charles Silvestre Villeneuve, mientras que por parte de los ingleses el responsable era el vicealmirante Robert Calder. 
Aunque la batalla no fue de un resultado definitivo para ninguno de los bandos contendientes, impedirá que el sueño de Napoleón se haga realidad. Este no era otro que el pisar suelo inglés al frente de su Grande Armée. La paz de Amiens de 1802 había acabado cuando el emperador de Francia invadió el Piamonte italiano y de este modo en el mes de mayo de 1803 los ingleses ya estaban de nuevo en guerra con las fuerzas napoleónicas. 

planes
En 1805 Napoleón tenía dispuesto un ejército de invasión sobre las islas Británicas de unos 150.000 efectivos, cuya fuerza se hallaba estacionada en Boulogne. Su plan era que la flota francesa consiguiese huir del bloqueo inglés de Tolón y Brest, para marchar hacia las Indias occidentales y con ello amenazar  los intereses económicos en las colonias inglesas. Por tanto, era necesario que la flota combinada de España y Francia se reuniese en la isla de la Martinica, para retornar después a Europa y cumplir dos objetivos: por una parte, desembarcar tropas en Irlanda y promover en aquella isla la rebelión contra los ingleses y, por otra, transportar a la Grande Armée a través del estrecho de Dover.
Con esta idea, Villenueve parte de Tolón en marzo de 1805 al frente de once navíos de línea, seis fragatas y dos bergantines. El 8 de abril logra burlar a la flota del almirante Nelson, quien bloqueaba el estrecho de Gibraltar, llegando a Cádiz, en donde se le unen seis navíos españoles de línea. Parte esta flota para las Indias occidentales y alcanza Martinica el 12 de mayo de aquel año. Mientras, Nelson permanecía en aguas del Mediterráneo, sin poder cruzar el estrecho por impedírselo los vientos reinantes. Finalmente, lo logra el día 7 de aquel mismo mes, llegando la flota inglesa a la isla de Antigua, en las Antillas, el 4 de junio.

tensa espera
Villeneuve aguarda en Martinica a la flota del almirante Ganteaume, que procede de Brest, para unirse a sus fuerzas, pero esta permanece bloqueada por los ingleses en puerto. El almirante francés se haya sin refuerzos y tampoco se muestra operativo para atacar a las colonias inglesas de las Antillas, a excepción de la conquista del fuerte de la isla, Roca del Diamante. Así  permanece en Martinica hasta el 4 de junio y tres días más tarde se entera de la posición de los barcos ingleses de Nelson mediante un mercante de aquella misma bandera que es hecho prisionero por los franceses en la isla de la Antigua.
Villeneuve parte el 11 de junio hacia Europa sin haber conseguido ningún objetivo en su expedición. Alcanza el cabo  Finisterre el 9 de julio, pero por la fuerza de los vientos no puede entrar en el golfo de Vizcaya. 
El 19 del mismo mes el vicealmirante Calder tiene órdenes de levantar el bloqueo sobre los puertos de Rochefort y Ferrol, navegando hacia el cabo Finisterre para enfrentarse a Villeneuve. Sus flotas se divisan a las once horas del 22 de julio de 1805.
Robert Calder disponía de 15 navíos de línea, dos fragatas y dos navíos menores; por su parte Villeneuve contaba con 20 navíos de línea, siete fragatas y dos bergantines. Tras maniobrar durante horas en el rumbo suroeste, el combate se inicia sobre 17.15 horas, cuando el navío inglés “Hero”, en vanguardia, se acerca a la línea de batalla de la escuadra franco-española. En pocos instantes la batalla se convierte en un confuso encuentro y sobre las ocho de la tarde los barcos españoles “Firme” y “San Rafael” se rinden a los ingleses. Cuando amanece al día siguiente, ambas flotas se hayan alejadas entre sí entorno a 15 millas y Calder se muestra poco propicio a entablar un nuevo encuentro naval, sopesando la diferencia de fuerzas. Además debía dar cobertura a los navíos “Windsor Castle” y “Malta, que habían sufrido serios daños en la batalla. Por su parte, Villeneuve tampoco se decide a reanudar las hostilidades y se retira hacia La Coruña, en cuyo puerto entra el 1 de agosto, recibiendo órdenes de Napoleón de dirigirse a los puertos de Brest y Boulogne. Aun así,  en lugar de ello se marcha a Cádiz, arribando a aquel puerto el 21 de agosto.

las consecuencias
Las bajas inglesas fueron de 39 oficiales y marineros muertos y otros 159 heridos, mientras que la flota combinada hispano-francesa acabó con 476 oficiales y marineros muertos y heridos. 
Pero lo desastroso de este encuentro es que Napoleón abandona los planes de invadir Inglaterra y dispone que la Grande Armée deje Boulogne el 27 de agosto de 1805 para iniciar las acciones militares en las campañas de Austria. Por su parte, Robert Calder es relevado del mando y juzgado en Consejo de Guerra por rehuir el combate, no volviendo a servir a bordo de la escuadra inglesa. Villenueve permanece en el puerto de Cádiz hasta que tiene lugar la batalla de Trafalgar, donde la armada de Nelson se cubrirá de gloria.

El combate que cambió los planes de Napoleón

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