Los clientes de un bar frustran un robo en una tienda de informática

Los clientes de un bar frustran un robo en una tienda de informática
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Fue un robo de lo más accidentado el que sufrió en la madrugada de ayer la tienda PCBox, en la calle del teniente general Gómez Zamalloa, próximo a Juan Flórez. El local amaneció con la luna destrozada, una vitrina hecha añicos, sangre por el suelo y su interior todo revuelto. Parecía el escenario de una batalla y en cierta manera, lo fue: el ladrón fue sorprendido por los clientes de un bar próximo y reducido cuando pretendía llevarse 2.000 euros en material informático.
El suceso tuvo lugar a las tres de la madrugada. A esa hora, un hombre de color cogió una tapa de alcantarilla y la arrojó contra el escaparate de PCBox, dispuesto a robar en ella. “La suerte es que nuestra luna está hecha de cristal blindado y le costó mucho romperla, hizo mucho ruido”, explicó la gerente, Belén Martínez. Fue el escándalo de la tapa de metal chocando una y otra vez contra el escaparate lo que alertó de lo que estaba ocurriendo a los parroquianos de un bar  cercano, El Penique, que salieron a la calle.
Para entonces, el ladrón ya se encontraba en el interior del establecimiento. “Hizo un agujero muy grande por el que pudo entrar sin problemas y entonces comenzó a romper la vitrina donde se encontraba lo que le interesaba, pero esta vez el susodicho no utilizó la tapa de alcantarilla, sino que lo golpeó con el puño, y se hizo un corte profundo en la mano”, añadió Martínez.

inmovilizado
A pesar de la hemorragia, consiguió hacerse con un buen botín, consistente en cinco teléfonos móviles (algunos de hasta 300 euros) y siete tablets, según las cuentas de la gerente, además de un ratón de alta gama especial para videojuegos. En total, 2.000 euros. Sin embargo, no llegó  a disfrutarlo: salía de la tienda cuando se abalanzaron sobre él los clientes del Penique, que lo derribaron y lo inmovilizaron sobre el suelo de la acera.  
Instantes después aparecía una patrulla de la Policía Local, que puso orden y se hizo cargo del sujeto, al que detuvieron por un delito de robo con fuerza, aunque el primer sitio que pisó no fue la comisaría, sino un centro hospitalario, donde fue atendido del corte que se había producido al romper la vitrina donde estaban las tabletas.
Cuando llegó Martínez a primera hora de la mañana, se encontró el local patas arriba y lleno de manchas de sangre. “Sangró abundantemente”, asegura la afectada y con la tapa de alcantarilla dentro del establecimiento. Era la primera vez desde que está al frente del negocio que ocurría algo así aunque ya había sido asaltado en otra ocasión, hacía cinco años o seis años. Esta vez, aunque no tendrán que lamentar la pérdida de los artículos, puesto que fueron recuperados tras el arresto, los daños habían sido considerables, de manera que no pudieron abrir al público en toda la jornada.
Lo primero fue cambiar el escaparate, algo que no se llevó a cabo hasta las cuatro de la tarde, y también fue necesario retirar la vitrina destrozada y hacer recuento de los daños, ya que se habían roto parte de los objetos. Ya por la tarde,  tuvieron que baldear el suelo de toda la sangre que había caído, y no fue hasta entonces que pudieron dar por concluido el episodio.  

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