La ciudad ofrece a vecinos y visitantes una ruta de belenes históricos

Además de los que visten la Navidad en cada casa con su río de papel de aluminio, la ciudad ofrece una ruta de belenes interesante que fija la Grande Obra de Atocha, en la plaza de España, como parada obligatoria. Allí, los niños del colegio son testigos de cómo una comunidad de 300 figuras hacen acto de presencia justo cuando ya se huelen las vacaciones. Las más grandes miden 50 centímetros y las del pesebre tienen la particularidad de ser articuladas. Esta recreación lleva nada menos que 86 años en pie cada 25 de diciembre desde que un día al fundador Baltasar Pardal se le ocurrió que no podía explicar mejor los pasajes de la biblia que con un belén. De esta forma, el religioso comenzó a escribir la historia de un nacimiento con solera. En otro punto de la ciudad, el templo de la Orden Tercera enseña su tesoro cuando se acerca el invierno. Se trata de un belén, que data del siglo XVIII, y que está compuesto por figuras talladas a tamaño real. Dos son obra del escultor del barroco Antón Ferreiro. La iglesia ofrece además otro donde los personajes son más pequeños, pero que alcanza grandes dimensiones. Ambos se pueden visitar de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 horas.
Por último, el palacio de María Pita junta sobre el musgo hasta 250 caras conocidas. Y es que además de los clásicos, el Ayuntamiento introduce cada año a una personalidad histórica de la ciudad a lo largo de los 100 metros de alfombra verde. En esta ocasión, el taller Gárgola esculpía al padre Antonio Rubinos, que forma ya parte de una familia donde está Pablo Picasso, Breogán, María Casares, Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Arsenio Iglesias, Mauro Silva, Isaac Díaz Pardo, Luis Seoane, el doctor Vázquez Iglesias o la propia María Pita, entre otros. El fundador de El Refugio está ubicado justo en la zona del censo en compañía de una anciana en pose de ayuda, simbolizando así su dedicación a los pobres. n