Charlie Adlard dice que ser dueño de sus personajes es lo más importante

Charlie Adlard dice que ser dueño de sus personajes es lo más importante
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El británico Charlie Adlard no odia la serie inspirada en sus dibujos “The walking dead”. Le parece buena, aunque reconoce que es imposible hacer una adaptación igual porque el cómic y el audiovisual están separados por miles de kilómetros: “Sería ridículo”. En este sentido, la estrella de Viñetas desde o Atlántico confesaba su afición por la banda diseñada francesa y su aversión a los superhéroes, a los que él pinta naturales.
Su Batman es realista y en este aspecto, alaba el cambio de rumbo del mercado norteamericano plagado de hombres con poderes y capa hasta hace bien poco. Ahora que los Marvel y DC no copan las listas de los más vendidos como antes, Charlie trabaja con la satisfacción de saber que es el dueño de sus personajes porque “me gusta poder vivir de lo que me gusta” y además del mundo zombi que lo coloca en el podio del éxito, trabaja en proyectos como “El aliento del Wendigo” o la reedición de “La muerte blanca”.
El creador se sentaba ayer en el Kiosco Alfonso al lado de Vicent Llobell (Sento), que le daba un tirón de orejas a la política editorial que impera en el país. El ganador del sexto Premio Internacional Fnac-Sins concedido por “Un médico novato” aplaude opciones como el crowdfunding para asomar la pata en un mundo en el que “la avaricia del editor es tal, con intermediarios inútiles, que todo el mundo piensa que no puedes vivir de esto, que tienes que buscar otro tipo de trabajo para encontrar dinero”. Es más, el veterano que descargó su talento en los 80 en las cabeceras “El víbora” y “Cairo”, señala que muy pocos compañeros pueden dedicarse a la historieta en exclusiva en España a no ser un Paco Roca con publicaciones como “Arrugas”.
El resto van con sus novelas a buscar cobijo a Francia e Inglaterra. Las cifras de largas tiradas no existen y Sento asegura estar cansado de firmar contratos absurdos y que están fuera de escala. Es por eso que vaticina un cambio en un mercado al que define como decimonónico e injusto, más radical aún que el que se produjo en el papel del dibujante cuando él empezó a perfilar personajes y era un colaborador de prensa.

inmediatez
Entonces primaba la inmediatez. En la creación y en la remuneración que iba directa al bolsillo. Ahora que disfruta de parcelas de 200 páginas para contar las cosas, el novelista gráfico se queda con la amplitud de espacio. Pero echa de menos la tensión de tener una fecha inminente teñida de rojo en el calendario. Su obra laureada tendrá próximas entregas porque el médico protagonista es su suegro y su suegro tiene además cuatro hermanas “que lo guardan todo”.
Así es que con el trabajo de documentación hecho, el autor pasa rápido a la acción. Y del golpe del estado fascista, los lectores se irán al otro lado, cuando el personaje cae en manos de los republicanos.
La experiencia de ambos servía ayer para saber cómo respira el tebeo. En un mundo anglosajón que empieza a mirar a otro tipo de temáticas con mensaje y en un país donde sus talentos tienen que atravesar los Pirineos si quieren ver recompensado el esfuerzo. Sus originales están en el Kiosco Alfonso y Palexco. n

Charlie Adlard dice que ser dueño de sus personajes es lo más importante

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