Cerca de cien personas conocen las “tripas” de Monte Alto

Cerca de cien personas conocen las “tripas” de Monte Alto
La iniciativa fue organizada por Proxecto Cárcere | patricia g. fraga

Como “algo extraordinario” calificó Proxecto Cárcere la respuesta de los coruñeses ante la iniciativa “Paseo de Jane”, encuadrada dentro del programa municipal “Cultura de barrio”. Y es que cerca de 100 personas se dieron cita en el campo de Marte para conocer las tripas de un barrio, el de Monte Alto, con un colegio, el Curros Enríquez, que fue fábrica de armas, rodeado por las casas que entonces ocupaban sus trabajadores y que se transformaron en chalés con el paso del tiempo.

Uno de los coordinadores de la actividad, Tono Galán, cuenta que el homenaje a la que promulgó la idea de que la historia de una ciudad la contaban sus vecinos no pudo empezar mejor y entre el tumulto, apareció la auténtica réplica de Jane Jacobs, de nombre Juana. Así es que desde el punto inicial, los curiosos se desplazaron hasta la plaza de As Atochas, donde se recordó lo conseguido por un centro social que reactivó la ciudad durante años y del que sus activistas fueron desalojados. Allí, el historiador Rafa Toba explicó la importancia de las mujeres en el momento anarquista, que escondieron a sus hombres y fueron “brazo importantísimo”.

Historias
El paseo les llevó también hasta el Gomes Gaioso para atravesar la calle de La Torre y llegar a la iglesia de Santo Tomás. Galán cuenta que en esta coordenada el barrio cambió lavadero por templo después de que su párroco se hiciera con el solar. Y de ahí, hasta la conocida como “calle de la mierda”, antaño “sin asfaltar y al que la gente tiraba de todo”. Ahora pone una placa que avisa de que es la prolongación de Vereda del Polvorín, pero “el saber popular va más allá”.

En A Comuna, los participantes conocieron lo que dan cobijo y en la avenida del Polvorín, se hicieron con una de las historias más entrañables, la del “Carrito de la señora Hortensia”, una casita pequeña en la que entraba la señora y despachaba juguetes desde la ventana: “Alí ti pedías soldaditos o un ioió. O conto foi moi bonito e evocador” y en el lugar donde se vendían sueños, hoy se cuelgan en un collage panfletos y carteles en homenaje. Vida como la que alegra Maica desde su mercería, donde vende cremalleras y “funciona de institución”. Y es que la vecina recoge ropa para ONG y antes de que las Mulleres Colleiteiras consiguieran contenedores, también aceite usado: “Cando chegamos, dous inmigrantes contaron que ela era a súa mamá de aquí”.
Ya en la vieja cárcel, los asistentes disfrutaron con la música de Son d’aquí y con Rita Caoba hablando de la historia de su marido encarcelado y cómo sus hijos le llamaban a la prisión la casa de las ventanas. Tocaba foliada y la andareta fue compensada con un menú de tortilla y ensalada hecha con las lechugas de las huertas comunitarias del colectivo, así como por Pessoa musicado por Gonçalo Guerreiro y banda.

Cerca de cien personas conocen las “tripas” de Monte Alto

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