Los casos de narcotráfico bajaron un 56% en tres años a pesar de la alarma vecinal

Los casos de narcotráfico bajaron un 56% en tres años a pesar de la alarma vecinal
Alijo de 170 kilos de hachís incautado en la operación conjunta realizada en octubre | patricia g. fraga

La droga está volviendo a las calles de A Coruña. Pero esta situación, que llevan denunciando desde hace años los vecinos y las asociaciones que se dedican a ayudar a los toxicómanos, no tiene un reflejo en la cuenta de resultados policial. Según las estadísticas del Ministerio de Interior, en los tres últimos años, el número de casos de narcotráfico descendió un 56%, pasando de 41 a solo 18, coincidiendo precisamente con el regreso de la heroína a las calles. Agentes expertos en esta lacra aseguran que tanto la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional como el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil se hallan al máximo de su capacidad, pero el caso es que solo A Coruña muestra esta tendencia: en el resto de las grandes ciudades gallegas el número de infracciones por narcotráfico han crecido.


Cabe señalar que las autoridades consideran que un incremento en las estadísticas de tráfico de drogas no refleja realmente un aumento de este tipo de delincuencia, sino más bien una prueba del esfuerzo policial por terminar con esta lacra. El delegado del Gobierno, Santiago Villanueva, volvió a insistir en ello durante la presentación de las últimas estadísticas: “El tráfico de drogas y de los delitos vinculados al tráfico de drogas suponen un incremento de la actividad policial. Es un dato positivo porque aumenta el tipo de actividad policial”. Son ejemplos el desmantelamiento de puntos de venta de droga, incautaciones de estupefacientes...

En contra de lo que pudiera parecer, un descenso en las estadísticas no refleja, siempre según Villanueva, un descenso equivalente en la actividad o efectividad de la lucha antidroga: “Si hay, por decir un número, 17 patrullas en un punto determinado en A Coruña y no se detiene a nadie es porque en ese momento no hay ese punto de venta de drogas. Cuando se desmantela, es efectividad policial. Muchas veces, si la actividad policial no tiene ese resultado es porque no hay ese punto de venta de droga”.

Pocas patrullas
Si las asociaciones antidroga, de vecinos y comerciantes aseguran que el narcotráfico sigue ahí, los agentes consultados encuentran confusa la lógica del delegado del Gobierno. En lo que están de acuerdo es que el supuesto de 17 patrullas mencionado por Villanueva sería imposible a día de hoy, por lo menos por parte de la Policía Nacional, que es el cuerpo que tiene las competencias en el casco urbano coruñés. “Imposible”, insiste una fuente: el número de coches patrulla rotulados por turno suele ser de menos de media docena.
Fuentes de la Policía Nacional recuerdan que la plantilla coruñesa está al 80% y que los fines de semana el número de coches patrulla se puede reducir a uno o dos, así que en muchos casos tienen que confiar en la Policía Local para atender las llamadas. Otra cosa es la investigación en sí, que realiza la Udyco en coches camuflados, pero que también sufre una gran carencia de medios humanos, sino materiales.

Foco en el consumidor
Pero la carencia de medios la sufren en toda Galicia y en Vigo, en los últimos tres años, las infracciones por narcotráfico crecieron más de un 26%, hasta llegar a 70 y Snatiago, con menos de cien mil habitantes, registró el año pasado 15 infracciones y Lugo, 26. “Aquí se persigue a los consumidores, no al narcotraficante. Se realizan confiscaciones y ya está”, aseguran fuentes policiales.
Villanueva asegura que se le da “tanta importancia a las operaciones pequeñas como a las grandes, y se refuerzan continuamente. Hay numerosas patrullas y personas destinados al tema de la droga porque nos preocupa, desde la salud pública y la seguridad ciudadana lo que generan los puntos de venta de droga”. Pero algunos agentes opinan como las asociaciones antidroga: “vuelven los ochenta”.

Los casos de narcotráfico bajaron un 56% en tres años a pesar de la alarma vecinal

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