Casares Quiroga, un coruñés en el foco del Estado

Casares Quiroga, un coruñés en el foco del Estado
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Santiago Casares Quiroga, abogado, político y periodista, nació en A Coruña el 8 de mayo de 1884 y acabó sus días en el exilio de París el 17 de febrero de 1950. Estudió en el Instituto Eusebio da Guarda y en la Escuela de Comercio de su ciudad, luego lo hizo en el Instituto Técnico de Bienne (Suiza) donde estaría en varias etapas a fin de curar su enfermedad de tuberculosis. Cursó la carrera de abogado en la Universidad Central de Madrid y se licenció como tal en 1910. 
Como político, formó parte de Solidaridad Gallega, defendiendo la descentralización de la vida política en Galicia. Entre 1911 y 1920 fue concejal del Ayuntamiento coruñés. Su prestigio entre los republicanos fue en aumento y en 1917 llegó a ser secretario del Directorio del Partido Republicano Español, el mismo año en el que ingresó en la Logia Masónica. 
Durante su periodo como concejal, defendió abiertamente las posturas de izquierda, siendo partidario de municipalizar los servicios públicos. También ejerció de abogado en diversas causas criminales y participó como administrador de la Sociedad de Seguros Mutuos, además de dirigir el diario de tendencia republicana “Tierra Gallega”. 
En 1920 dejó la política municipal y se dedicó de pleno a sus negocios como socio de la “Sociedad Parisiana” cuya entidad construiría el Atlantic Hotel en los Jardines de Méndez Núñez y del cual sería su presidente. 
En 1926 formó parte de la Alianza Republicana, pero ante su incapacidad para aglutinar a los republicanos, terminó por abandonarla y dundar en 1929 en compañía de Antonio Villar Ponte, la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA). 
En 1930 desarrolló una amplia campaña de propaganda contra el Directorio de Primo de Rivera y a favor de la República. Así, fue uno de los artífices del denominado “pacto de Lestrove”, mediante el cual nació la Federación Republicana Gallega Autónoma. Además, participó en el pacto de San Sebastián y formó parte del Comité Revolucionario y se encargó de coordinar los planes para la proclamación de la República.

en la cárcel modelo
En diciembre de dicho año, en Jaca, asistió como delegado de dicho comité para controlar la sublevación de Fermín Galán, pero este intento fracasó y Casares fue detenido junto con otros colaboradores, siendo en 1931 trasladado a la Cárcel Modelo de Madrid con el resto de los firmantes del manifiesto. 
Allí será juzgado por rebelión militar y puesto en libertad en el mes de marzo para ser recibido en su ciudad natal por una gran multitud enfervorizada que colapsó las calles de A Coruña. 
En las elecciones del mes de  abril de 1931, Casares Quiroga, resultó electo como concejal por los republicanos coruñeses y el día 14 se encontraba en Madrid para la proclamación de la República y la ocupación del Ministerio del Interior en la Puerta del Sol, formando parte del Gobierno provisional como ministro de Marina, desde cuyo cargo reorganizó la Armada española de acuerdo con el criterio republicano. 
En las elecciones generales de junio de dicho año salió electo diputado por la Federación Republicana Gallega Autónoma. Desde octubre de 1931 a septiembre de 1933 desempeñó el cargo de ministro de Gobernación y en las elecciones de noviembre de 1933 salió de nuevo como diputado electo por A Coruña. Durante los años de 1934 y 1935 hizo una intensa campaña en Galicia, que le causará muchos problemas con los anarquistas ya se verá abocado a hipotecar su casa de la calle de Panaderas para hacer frente a los numerosos gastos en que se vio inmerso. 

las elecciones de 1936
En las elecciones de 1936 fue elegido de nuevo como diputado y pasó a formar parte del Gobierno de Azaña al frente del Ministerio de Obras Públicas. Ese mismo año, tras los problemas políticos por la destitución de Alcalá Zamora y el nombramiento de Manuel Azaña como presidente, Casares Quiroga ascendió a la jefatura del Gobierno de la República y además desempeñó la cartera de la Guerra. 
El nombramiento de Santiago Casares Quiroga fue impuesto por Manuel Azaña. Ambos se esforzaron en evitar que España se descompusiese y se hundiese en el fango de las luchas intestinas fratricidas, pero todos aquellos buenos deseos y obras fuero inútiles. Los conflictos políticos se convirtieron en un gran obstáculo a todas luces insalvable debido a la intransigencia de los partidos en querer encontrar soluciones a estos enfrentamientos y posturas que no beneficiaban a la sociedad española. 
Además, los conflictos sociales azuzaban lo suyo bajo el auspicio de los líderes sindicalistas, por lo que se multiplicaron las huelgas generales, que dejaron al país sumido en el caos. Los mítines se sucedieron y cada uno que se celebraba era más violento que el anterior. La desazón social comenzó a ser palpable y a sumarse descontentos, lo que acabó convirtiendo a España en una nación peligrosa y tanto Azaña como Casares Quiroga se vieron impotentes para controlar aquella espiral de violencia desatada después del triunfo del Frente Popular.
Ese año, los acontecimientos políticos se precipitaron tras el asesinato de Calvo Sotelo en Madrid y el 17 de julio una parte importante del Ejército español destacado en Marruecos se sublevó contra la República. Empezaba el comienzo del fin y Casares Quiroga procedía a presentar su dimisión como jefe de Gobierno. Al día siguiente, el 23 de julio, participó en los combates del Alto de los Leones en la Sierra de Guadarrama y en los meses siguientes sería asesor del gobierno de Giral, en tanto que su mujer e hija prestaron su ayuda como enfermeras en el Hospital Oftálmico de Madrid. 

la casa de panaderas
Sus bienes fueron incautados y su casa de la calle de Panaderas fue ocupada como sede de la Cruz Roja. Casares Quiroga, permaneció en la zona republicana hasta fines de 1938 y siguió el camino de las autoridades de Madrid, Valencia y Barcelona. Con el avance de las fuerzas nacionales hacia Cataluña, logró exiliarse en Francia y se asentó en París, donde le aguardaban su mujer e hija, María, desde el mes de noviembre de 1936. 
Allí permaneció hasta 1940, cuando ante el avance alemán en suelo francés, decidió trasladarse a Burdeos, marchando después en compañía de Negrín a Londres. Con la victoria aliada regresó a París, donde murió cinco años más tarde.  n

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