El Carnaval convierte la ciudad en un escenario

El Martes de Carnaval de ayer no pasará a la historia como uno de los más multitudinarios porque la lluvia fina pero persistente desanimó a muchos. Otros, en cambio, desafiaron a los elementos (y en algunos casos, al buen gusto), al contonearse por la calle en traje de baño femenino o encarnando a prostitutas, sin que el exceso de kilos ni de años les importara más que la lluvia.  En todo caso, choqueiros  y comparsas consiguieron que aquellos que salieran de casa pasaran un buen rato. Los parados de Mera, los kilomberos de Monte Alto y Monte Alto a 100 hicieron temblar de nuevo la calle y consiguieron espantar el desanimo hasta bien entrada la noche.
Otros quisieron contribuir a su manera a hacer la fiesta más animada,  lo que explica porqué la Policía Local tuvo que incautar cientos de petardos de manos de menores que los estallaban alegremente en el centro de la ciudad, desde los jardines de Méndez Núñez hasta Panaderas pasando por María Pita. Los agentes municipales no consiguieron atrapar a ninguno de los  artificieros aficionados, que decidieron de repente que la fiesta estaba en otro lado.
En cambio, otros no necesitaban que los animaran, como el joven que resultó herido de carácter leve al intentar trepar por la fachada de su casa, en la plaza de Padre Rubinos, tras haber pasado toda la noche de fiesta. Según fuentes policiales, el joven estaba bebido y decidió subir por un canalón que se partió a la altura del tercer piso. Don Carnal debía velar por él, porque solo recibió un golpe en la cara.  n