La cárcel como un lugar con libertad para crear

La cárcel como un lugar con libertad para crear

“El Ayuntamiento de La Coruña, al dar en este mármol forma perpetua a su gratitud, desea que la hagan suya las generaciones venideras”. Ayer, las palabras del alcalde Manuel Casás, tal y como fueron inscritas en la fachada de la antigua cárcel provincial, en 1927, parecían tener algo de profético: el concejal de Regeneración Urbana, Xiao Varela, entregó a una antigua presa del penal, la activista Celsa Díaz Cabanela, las llaves para que pudiera entrar en el recinto del que durante dos meses, allá por 1974, no pudo salir. Tras ella, un grupo compuesto por miembros del Gobierno local y de la plataforma Proxecto Cárcere, entró en el edificio.
El antiguo penal ofrecía un aspecto desolado, tras décadas de abandono aunque el alcalde, Xulio Ferreiro, señaló que “en realidade, o local non está tan mal como pode parecer. Moitas cuestións son puramente estéticas”. El acto es fruto de un acuerdo con Instituciones Penitenciarias, que ha cedido al Ayuntamiento de forma temporal y gratuita las instalaciones para uso comunitario y actividades culturales. Varela aclaró que será necesario realizar obras, pero de momento, estas se limitaran a “atacar a cuberta” para detener las filtraciones y acondicionar la recepción y uno de los patios, ahora invadidos por el musgo.
“Antes no tenía hierba. No nos dejaban tener flores, y nos mandaban arrancar las que brotaban”, recuerda Cabanela. Cuando fue construido, ese edificio “amplio y soleado” (como reza la inscripción) sustituyó un “inmundo caserón”, para que los delincuentes pudieran cumplir de modo más humano su pena. Pero la Dictadura envió allí a muchos cuyo único delito había sido defender sus derechos. “Non nos trataron mal. Eramos 60, separados dos presos comúns. Deixábannos ler porque eramos xente que lía”, comentó el sindicalista Suso Díaz.
Por su parte, Cabanela, que en aquella época preparaba la selectividad, pasaba los días estudiando. Rememora la emoción que sintieron algunas presas comunes cuando ella les enseñó a firmar con su nombre para rubricar el documento de su puesta en libertad: “Cando miro este lugar, sinto respeto”.

La cárcel como un lugar con libertad para crear

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