El capitán general que se enfrentó a los ingleses

El capitán general que se enfrentó a los ingleses
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Uno de los capitanes generales que tuvo que lidiar con los invasores ingleses en el cerco de La Coruña de 1589 es don Juan Pacheco y Osorio, II marqués de Cerralbo, quien prestaba sus servicios en Galicia desde 1587. Al inicio de su mandato se halla con la beligerancia entre España e Inglaterra, cuya monarquía apoya la insurrección en los Países Bajos en contra de la Corona española, mientras que los corsarios atacan a la flota de Plata, por lo que el rey Felipe II, decide declarar la guerra a Inglaterra.
Osorio vivió en consecuencia una situación muy agitada en Galicia: corre el año de 1588 cuando Juan Pacheco, por orden real, apoya los preparativos de la mal llamada “Armada Invencible” –la Armada del Rey– en La Coruña, la cual zarpa con la misión de invadir el reino inglés y acaba hundida o de vuelta en malas condiciones. Al año siguiente esta ciudad sufre el asedio del almirante inglés Drake –un corsario para los españoles– cuya defensa dirige el propio capitán general de modo personal.
Cuando se hace cargo, inspecciona los puertos de Galicia para conocer la situación de sus defensas, las cuales estaban en lamentable estado, dando cuenta de todo ello al rey, al tiempo que dispone una serie de medidas en la ciudad de La Coruña, entre las que estaba el regular el número de tabernas y ordenar que se evite la mendicidad.

armada invencible
En junio de 1588, arriba al puerto coruñés procedente de Lisboa la Armada de Felipe II en su camino hacia Inglaterra durante un mes, desde el 19 de junio al 21 de julio, prestará todo su apoyo para que los barcos sean abastecidos de lo preciso, solicitando la colaboración del conde de Lemos y del de Monterrey, quienes le envían cerca de 500 vasallos armados para servir como refuerzo de la tropa, los cuales serán devueltos por incapaces. También solicita del concejo coruñés la ayuda precisa para ejecutar los trabajos de avituallamiento a los navíos de su majestad.
Una vez zarpada esta armada rumbo al mar del Norte, se dan los primeros incidentes y fracasos, pero el mes de  agosto Felipe II despierta de un mal sueño, cuando es informado del desastre naval que había sufrido la Real Armada, ya que a los puertos de norte de España, comienzan a llegar los restos de aquella maltrecha escuadra, entre ellos estará el de La Coruña. En septiembre, el propio Pacheco pone en conocimiento del monarca lo mal que se encuentran las defensas del reino de Galicia, máxime cuando la Armada se había llevado consigo todos los recursos;  apenas quedaban pólvora y balas, y se necesitaban refuerzos de tropa de tierra para garantizar las defensas en caso de ataque enemigo.
Nada se hizo al respecto y unos meses más tarde, los ingleses ponen en la mar una flota de 130 barcos al mando de Drake, así como una fuerza de choque de 17.000 hombres, a cuya cabeza se halla el general sir John Norris. Esta zarpa en abril rumbo a La Coruña, aunque para el Almirantazgo no era este su destino principal, sino Lisboa. Drake quiso cambiar el curso de la historia y llega a la ciudad coruñesa.
Para ese tiempo se habían recibido en la plaza algunos refuerzos y municiones en cantidad insuficiente para hacer frente a lo que se venía encima, aunque Pacheco consideraba que la plaza estaba bien defendida. Además contaba con seis barcos de la Gran Armada.
De este modo, la flota inglesa se presenta ante los muros de la ciudad en las primeras horas del alba del día 4 de mayo de 1589 en su amplia bahía.
Juan Pacheco no creía que los ingleses atacasen esta plaza, pese a los informes que traía un correo que había cabalgado toda la noche desde la villa de Bares para avisarle del peligro. Ese día se hallaba reunido  tratando asuntos de justicia en la Real Audiencia, donde recibe el informe con sus explicaciones, pero lo ignora y sigue en su puesto por espacio de dos horas que serían cruciales, hasta que finalmente toma su mando en la defensa. En ese tiempo, los ingleses casi habían desembarcado en la Pescadería. Sobre la marcha, Pacheco ordena a los barcos que se sitúen dentro de la bahía para bloquear el acceso por mar a la ciudad y aguantar, mientras se pudiese, desembarcando las compañías de las galeras para refuerzo de las murallas y que saliese una fuerza de 150 arcabuceros al mando de dos oficiales para tratar de demorar el avance inglés por tierra y evitar que cortasen las líneas de comunicación con la ciudad. Cierra las puertas de la Pescadería y defiende los muros exteriores con la mayor parte de las fuerzas disponibles, pero conforme avanzan los ingleses las líneas defensivas de la ciudad se ciñen solamente a las murallas de la Ciudad Alta.

tambor y asalto
Para el 8 de mayo, el invasor intima la rendición de la plaza, pero el gobernador, no se da por aludido y dice que “podían iniciar el ataque cuando gustasen”. El día 11 los ingleses ponen la artillería frente a la Puerta de Aires y a media tarde envían un tambor batiente, para de nuevo intimar la rendición. Desde la muralla, un defensor dispara contra el tambor y lo derriba en tierra, ofensa que los ingleses entienden como una declaración formal de guerra. Así, abren fuego contra la plaza por espacio de una angustiosa hora, hasta que observan que en lo alto de la muralla hay un hombre ahorcado, el capitán general, había ordenado ajusticiar al autor de la muerte del tambor inglés. Siguiendo las normas del honor militar que entonces imperaba en toda guerra.
Ante el inminente ataque inglés, se persona Juan Pacheco en la Puerta de Aires, para ultimar su defensa y cuando el día 14 los ingleses lanzan sus fuerzas al asalto, el propio Pacheco, con armadura de campaña acompañado de una pequeña reserva de 40 hombres, se convierte en un defensor más. En esta defensa se distingue un grupo de mujeres, entre las cuales se hallaban Inés de Ben y María Pita.
Después de esta batalla y ante el fracaso cosechado, los ingleses intentan un nuevo asalto por la parte más débil de la muralla donde estaba el convento de San Francisco, que el propio Pacheco ordena incendiar. De este modo evita la toma de la ciudad por aquel punto. La flota inglesa, derrotada, abandonó la bahía el día 16.
Este fracaso le supone a Drake ser sometido en Inglaterra a un consejo de guerra para responder de las 1.500 bajas que había tenido en su expedición a La Coruña y ser separado del servicio durante cinco años. Murió dos después de cumplir aquella rigurosa sentencia. Los ingleses, por su parte, nunca más volvieron a atacar la ciudad de La Coruña.

El capitán general que se enfrentó a los ingleses

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